sábado, 3 de septiembre de 2011

Vacaciones al fin

Por fin estoy de vacaciones, parecía que este año no iban a llegar nunca. Claro que el último día de trabajo ha sido triunfal. Para empezar, me desvelé por la noche convencida de que me iban a llamar al "móvil-busca" para salir corriendo al hospital. Finalmente no fue así y estuve en casa, despierta aunque relativamente tranquila, al menos más que en el hospi. Eso sí, con tanto tiempo para adelantar acontecimientos llegué al hospital con el turbo puesto en modo "reacción". Lo primero que hice, fue organizar todas las cosas para hacer una traqueotomía que había quedado pendiente. El caso fue como sigue: el jueves llamaron al busca porque los Neumólogos, al hacer una Broncoscopia, habían encontrado con una lesión laríngea. Tras verle, se quedó en que le preparasen para el día siguiente (ayunas, analítica, etc) para hacerle una traqueotomía y, como me tocaba cargar con el busca desde las tres de esa tarde hasta la misma hora del día siguiente, mi jefe me dejó a cargo de la organización que estas cosas requieren. La otra opción podía suponer tener unas sesiones encendidas durante unos días, así que, como contaba con que me las apañaría para arreglarlo todo, me avisó para iniciar la vorágine. Eso significó que, una menda, sin casi agobios, entre paciente y paciente, mientras esperaba las pruebas de enfermería de la consulta que (por suerte para mis propósitos y por desgracia para el resto) iban a un ritmo desesperante, se fue a ver al pobre paciente y le explicó todo lo que había que hacerle. La verdad es que el estado general del hombre era poco más que regular, , siendo optimistas, aunque no parecía apurado respiratoriamente. Dado que, afortunadamente, no había necesidad de correr, lo arreglé todo según lo acordado. La mañana del viernes, según llegué, le recordé el plan a los servicios implicados, para así evitar que se me colase nadie en el quirófano. Mi entrada triunfal al hospital consistió en hacer más visitas que en Canena. Me paseé por la Rea donde pillé a traición al anestesista de guardia, fresco y recién aterrizado. Le puse al día rápidamente. Después, al quirófano, que hay que informar a la enfermería o, de otro modo, se siente ofendida (y no poco) por el lapsus. Hay veces que cuando las escuchas quejarse porque no estaban enteradas, te entran ganas de matarlas, sobre todo en las urgencias-emergencias, en las que una no está en la mejor disposición de ánimo para mostrarse comprensiva con quejas estúpidas. Hay veces que no sé si compartimos el mismo tipo de profesión, supongo que hay que asumir que lo que no tenemos es la misma visión de ésta. Como es mucho mejor para la tranquilidad mental de una evitar recriminaciones, les expliqué (con detalle, que luego hay malentendidos) lo que íbamos a necesitar. Hay veces que les haría un gráfico, lo que ocurre es que suele ser en mitad de una cirugía cuando se dan cuenta de que no lo tienen claro y no puedo quitarme los guantes para hacerlo en ese momento.  Es culpa mía que no debo saber explicarme, aunque yo creo que nuestras diferencias simplemente se deben a que yo estuve más atenta que alguna de ellas a las lecciones de Barrio Sésamo de arriba-abajo, grande y pequeño, por lo que les damos diferente significado a esos conceptos (yo opino que son obvios y ellas no). Cuando estimé que disponían suficientes datos, me subí para la sesión.
Me encontré a la nueva resi esperándonos en la puerta del despacho y me fui con ella a la urgencia a ver qué tal seguía el paciente que había dejado el día anterior por epistaxis. Había estado tranquilo y sin sangrar, así que quedé en avisar para subirlo a la consulta en cuanto me fuese posible. Posiblemente después de la traqueo, o eso pensaba.

De ahí al despacho de nuevo. Una vez allí, en sesión clínica, consultamos en el ordenador la historia del paciente de la traqueo. Pese a todos mis desvelos alguien se me había adelantado y había una nota escrita a las 7 de la mañana. Lo primero que leo es "Exitus". ¡No me lo podía creer! ¡Pobrecillo! Esto me enseñará a no precipitarme y querer hacer todas las cosas al instante. ¡Había organizado todo para un paciente que había fallecido! Leo un poco más: la enfermera a las 5 lo vio bien y respirando sin dificultad, a las 6 fue a tomarle las constantes y se lo encontró muerto. ¡Menos mal que no le habíamos hecho la traqueo el día anterior seguramente se habría muerto igual o nos habríamos quedado con la cosa de haberlo rematado con la cirugía!

Avisé de nuevo a todos, para cancelar la traqueotomía (ese proceso es mucho más sencillo y breve que la preparación, con un toque de teléfono a Anestesia y otro a Enfermería se suspende y listo). Nos fuimos a la consulta. Por supuesto pude llamar pronto para ver al  enfermo de la epistaxis, que tenía un montón de lesiones de su Rendu-Osler y ganas me dieron de esclerosarlo. Pero con 89 años y a punto de irme de vacaciones, tenía todas las papeletas de Murphy para complicarse, así que me contuve (a veces soy capaz de hacerlo). La primera parte de la mañana fue algo acelerada pero luego se tranquilizó y me pude ir a ver a la bibliotecaria que había vuelto de sus vacaciones. Allí pegamos la hebra un buen rato, tan a gusto, que una parte buena de las vacaciones es recordarlas al contar lo que has disfrutado.

En casita, relajada y con casi un mes libre por delante, me eché una siesta antológica como inauguración vacacional. Hablé con mi madre que me comentó que estaban aquí mis tíos, así que quedamos en hacer algún plan. Este, consistió al final en salir a cenar al Thai Gardens: Yam pomelo, Ensalada vermicelli y otra de carne macerada en zumo de lima, echalotas y menta (que me encanta), luego tallarines Pad Thai con gambas (que los hacen estupendos), carne al curry rojo (no la suelo pedir pero era para que tomasen alguno de los curries, en todo caso me gustan más los langostinos al curry verde, la lubina chu-chi o el homok de frutos del mar), y mi plato favorito: Pla Ma Nao (lubina al vapor con picante, y estaba muy muy picante, a A y a mí nos encantó, aunque a los demás les resultó excesivo el picor, claro que están menos habituados, en casa las especias que más se usan, con diferencia, son las del sobre del Guacamole de Old El Paso, que van bien con todo: carne, pescado, verduras, sopa y hasta ensaladas). De postre compartimos mis favoritos: flan de coco (que nos sirvieron una ración más que generosa, más del doble de lo habitual) y mousse de chocolate (negro, un poco pegajoso y no demasiado dulce, perfecto). Comimos tranquilos y tuvimos un buen rato de sobremesa. Salvo que había más ruido del que nos gusta, porque se llenó bastante, por lo demás fue una cena genial.

¡Curioso día! En resumen: final de trabajo sin dormir apenas, para organizar y después cancelar por motivos de fuerza mayor el tratamiento de un paciente sin arreglo. Un comienzo de vacaciones descansado, con siesta, una buena cena en el Thai, bien acompañada y una mejor tertulia de sobremesa.

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