miércoles, 14 de marzo de 2012

Las 7 virtudes capitales


En vista de que los pecados capitales se pueden considerar, en cierto modo, instintos antisociales, una no puede menos que preguntarse sobre cuáles serían las virtudes capitales de un Estado de Utopía.

La sensatez debiera ser, posiblemente, la primera de la lista. Requiere un mínimo de inteligencia aunque, no siempre, ambas cualidades sigan una relación lineal, ni siquiera tienen una proporción directa. Hay grandes insensatos con un elevado CI, que utilizan su mente superior para llevar a cabo sus disparatadas ideas. Claro que, de algunos de estos, surgieron muchos y muy útiles inventos.

La fidelidad es esencial. Este concepto no se limita a la vida en pareja, sino que se extiende a todos los círculos del que la detenta y, no sólo eso, sino que además implica que éste se rige por unos principios estables, al igual que ocurre con su escala de valores. Su sola presencia genera confianza.

La honestidad está en íntima relación con lo anterior. Decir la verdad, sin engaños, suele ser una buena política para manejarse por la vida (pese a que los políticos no apliquen esta máxima). La sinceridad siempre se agradece, aunque también hay que aprender a contar determinadas verdades de manera que no se genere un daño al que se le dicen. En Medicina hay casos en los que el paciente no desea saber y no te pregunta pero, si lo hace, tengo muy claro que, por dura que sea, debo contarle la realidad de su situación. A fin de cuentas es su vida y tiene todo el derecho a saberlo y, no sólo eso, sino que, en caso necesario, dispone de un tiempo precioso en el que arreglar sus asuntos.

La templanza es, en mi opinión, la más difícil de lograr. Hay afortunados que hacen gala de un temperamento tranquilo desde su más tierna infancia, sin embargo, la mayoría saltan con facilidad ante cualquier contratiempo. Poner al mal tiempo buena cara y mantener la calma en todo momento requiere un inmenso autocontrol,  además de constancia en el empeño.

La tolerancia es fundamental. No siempre todo puede ser del agrado de todo el mundo. Cuando uno se encuentra con alguien con ideas rádicalmente opuestas a las propias, no tiene que rechazarlas como equivocadas o falsas. Quién sabe si, los distintos argumentos, pueden ampliar las miras de ambos y que, de ese modo, acaben por ver las cosas desde varios puntos de vista.  Ponerse en el lugar del otro y no hacerles a los demás lo que no deseas que te hagan a ti es, indudablemente, la mejor práctica social que se me ocurre. Al tener que convivir dentro del ámbito de la sociedad, la educación, el respeto, el civismo y las buenas maneras se podrían incluir en este término. No se puede avasallar al resto y tratar de imponerse. Uno no se siente mejor después de agredir a los que le rodean. Las malas formas sólo dan lugar a complicaciones.

La capacidad de decisión, de tirar hacia delante, sin abrumarse ante las dudas, es otra gran virtud. Para ello no es necesario ejercer de líder. Simplemente, esa fortaleza, supone un pilar en el que el entorno se puede apoyar cuando es necesario.

La generosidad, no sólo en grandes gestos, sino en los pequeños detalles del día a día: saber ver al que se tiene al lado, preocuparse por hacerle la vida más fácil, resulta, con frecuencia, una hazaña mucho más complicada que la de percatarse de la existencia de un gran problema y volcarse en su solución. Sin embargo, la influencia en las rutinas diarias tiene un impacto mucho más duradero que la gloria puntual de cualquier heroicidad.

Disfrutar de lo que se tiene, ser feliz con ello, y desear hacer felices a los demás, es lo más importante en mi opinión. Las cosas pueden torcerse o uno encontrarse envuelto en situaciones que habría deseado evitar y contra las que se ve impotente. En esos casos, saber ver lo bueno que hay alrededor es lo que verdaderamente ayuda a mantenerse cuerdo y a flote.

Definitivamente me queda mucho por mejorar.

5 comentarios:

Elvira dijo...

Me gusta mucho mas y es mas positivo, por que pararnos en los pecados pudiendo ensalzar las virtudes? Ser consciente de las carencias de uno espero que sea una virtud, porque yo tengo ya unas cuantas...... Besitos

Anónimo dijo...

Magistral receta. Lástima que resulte tan difícil mezclar todos los componentes. Si se pudiera conseguir y distribuir para el consumo humano, se acabarían la mayoría de los problemas actuales. Y lo mejor, sin contraindicaciones ni efectos secundarios.

Mi doctora favorita se está convirtiendo, poco a poco, en mi escritora preferida.

Un beso, JMD.

Mariajo dijo...

Si me permites, yo cambiaría lo de tolerancia, esa palabra tan de moda, por "respeto".
Creo que el que "tolera", se encuentra en una posición superior con respecto al otro. Entre iguales, yo hablaría de respeto mutuo.
Pero bueno, es solo una opinión.
Con respecto a lo demás, no podría estar más de acuerdo.
Besos.
Mariajo.

Oscar dijo...

Estas virtudes me traen a la memoria los versos de Calderon de la Barca donde un soldado veterano ensalza al Ejército español y enumera cualidades de nuestros hombres del siglo XVII.
Estos versos pueden ser de aplicación en la actualidad, y no solo para el estamento militar: cortesía, firmeza, honor....
Es una dificil tarea sin duda, pero más aún si ni siquiera hay VOLUNTAD de intentarla.
Eres un genio prima, te acercas a los clásicos. Besos.

Anónimo dijo...

Prima desde luego cada vez que leo algo me gusta me hace pensar, disfruto y no cabe duda que lo que dices son máximas a tener en cuenta y no olvidar ningún día.
Bs Pal