jueves, 10 de mayo de 2012

Cosas que me gustan de mi cumpleaños

El cumpleaños no es un día cualquiera, es un día en el que pedir deseos, comer tarta, recibir llamadas y mensajes de los seres queridos y montar algo especial para celebrarlo. Incluso aunque pueda presentarse algún contratiempo, este se sobrelleva mejor y se trata de olvidar lo antes posible para que no pueda fastidiar el encanto de la ocasión. ¿Cuales son las cosas que forman parte de mi cumpleaños feliz?

La primera es la anticipación. Según se acerca la fecha se tachan días en el calendario mental: "ya sólo quedan dos semanas... es dentro de diez días... el próximo jueves... mañana". Durante todo este periodo se hacen infinidad de planes al respecto del modo más apetecible de celebración y que, además, pueda compaginarse con la agenda del resto de la familia.

Dentro de los proyectos entra el de escribir una entrada especial para el blog. Una encuentra un motivo adecuado con el que se identifica, o se le ocurre alguna idea peregrina que nadie leería sino fuese por la obligación con el homenajeado, y aprovecha la ocasión para colocarla ese día. Claro que todo resulta mucho mejor cuando se debe alterar la programación prevista porque a la familia se le ocurre escribir la entrada del día por ti, para que la publiques en lugar de tus propios escritos (y de paso descansar de mis divagaciones). Pocas cosas producen tanta ilusión como leer los elogios de la gente que se quiere. Es muy agradable recibir esas valoraciones tan positivas y saber que, pese a haberte padecido en los ratos en los que no se soporta ni uno mismo, los que importan te recuerdan por los buenos.

No me molesta cumplir años, es algo tan inevitable como el hecho de haber nacido en una determinada fecha. Me hace gracia cuando los pacientes me dicen que soy muy joven, así que supongo que no aparento la edad que tengo. También tengo claro que las pinturas de guerra de las mañanas son las principales responsables de ese juvenil efecto. Por supuesto, otro factor a tener en cuenta es el peinado. A base de escuchar a mi abuela criticar "esos pelajos" una se conciencia de llevar el cabello arreglado. Es por ello por lo que ayer me pasé por la peluquería para mimarme un poco y contribuir a la economía del pequeño comercio. No es un tipo de negocio que vaya a subsistir con mi aportación, pero la víspera del cumpleaños es una fecha excelente para hacerle una visita. Además a House le gustó el resultado.

Dentro de la anticipación está la selección de la tarta de cumpleaños. Ese día no puede pasar sin que se soplen las velas. Si por mí fuese, seguiría poniendo una velita por cada año, pero el pobre pastel terminaría como un acerico, así que me contengo. Otro problema es que la paciencia no se cuenta entre mis virtudes por lo que, eso de esperar hasta la hora de la merienda-cena para apagar las velas, aunque sean de las de número, no va conmigo. En mi opinión el momento idea para tomarse la tarta y escuchar el cumpleaños feliz es en el desayuno. No hay mejor manera de comenzar el día. Es por ello, por lo que al salir de la peluquería, me acerqué a Cala Millor a escoger el pastel. Tienen una selección estupenda de un millón de cosas deliciosas, con unas ensaimadas mortales. Mi elección final recayó en una Sacher que ha resultado todo un acierto. Además compré unos cuantos bollitos para llevar hoy al hospi y unas agujas de ternera para la cena de ayer de House (las de este sitio son sus favoritas).

Otro factor que, en mi opinión, contribuye a hacer más placentero el día es el hecho de madrugar (no creo que haya muchos que compartan mi punto de vista). El día da más de sí porque, evidentemente, se alarga. Se trata de despertarse simplemente por la emoción del día, sin despertador y por supuesto, sin rastro de sueño. Hoy me ha ocurrido cuando aún no había amanecido. He disfrutado de esas primeras horas leyendo los mensajes de los que están lejos. Luego me he cogido un libro. Es genial aprovechar ese rato de silencio para leer, tranquilamente y sin interrupciones, tirada en el sofá.

Marcel Marlier
Esta mañana,  House, en lugar de arrastrarse a duras penas como es habitual, ha venido a darme un beso y a felicitarme con una sonrisa. Me ha preguntado si me apetecía desayunar y soplar ya las velas (para lo que llevaba unas tres horas esperando) y eso hemos hecho. Por supuesto he pedido todos los deseos que se me han pasado por la cabeza.

En el coche he ido tan contenta, con el sabor del chocolate aún en la boca mientras canturreaba a mi aire el "Girls just wanna have fun" al que hace referencia mi primo en su felicitación de hoy. He tenido que parar a repostar porque el pobre coche andaba algo seco. En la gasolinera me conocen porque que acudo allí semanalmente desde hace años y, me he dejado llevar y  les he informado del evento del día, con lo que me he ganado unas cuantas felicitaciones. Ya en el hospital, la primera persona con la que me he encontrado ha sido con uno de mis mejores amigos que se iba para casa porque salía de noches ¡no podía tener mejor recibimiento!

Hoy me tocaba operar, así que he sufrido un poco con el masoquismo característico de los cirujanos al enfrentarse a los retos. No es que el parte prometiese nada especialmente dificultoso, pero incluso lo más sencillo es susceptible de complicarse y hoy ha habido algo de eso. No es que sea el panorama ideal pero, cuando las cosas se resuelven tras sudar tinta, una puede sentirse satisfecha. La contrapartida ha sido que había reservado para comer con House en Sacha y he llegado por los pelos. Aunque algo justa, he llegado, la comida ha sido estupenda y el vino ha borrado toda la tensión de la mañana.

Al llegar a casa me he encontrado con un montón de felicitaciones, en el ordenador y en el teléfono, con las que terminar de redondear el día.  ¡Mil gracias a todos!

PS: Los festejos no han terminado: el domingo, la reunión familiar con barbacoa en casa de mi hermano promete ser memorable.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un poco tarde como consecuencia de nuestro viaje de vuelta desde Lanzarote pero no puede pasar más tiempo sin escribir a nuestra querida Sol que también nos trata. Nos gustaría escribirte como tú lo haces, nuestra impericia nos cohíbe, tu padre se queja de nuestra pereza pero no es más que ineptitud, confiados en lo que decía Tagore como las palabras nos salen del corazón tendrán por fuerza que llegar al corazón. Deliciosa semblanza de Choce, sentido alegato de Carmen, profundo de Sole, la experiencia de tú padre y los comentarios en general han hecho un conjunto de opiniones y recuerdos que nos han proporcionado un rato muy agradable de nostálgica lectura. Nuestros recuerdos de Sol de lo más variados, pero hoy rememoramos un hecho que nos emociona siempre que lo recordamos la tita y yo. No concebimos la idea de Grumpy sola, House le inspira, le alienta, le acompaña en esa labor de equipo y por eso nuestro recuerdo es a los dos. Una de sus vacaciones la dedicaron a la abuela Petrola, con cariño, dulzura y conocimientos, en una de las peores situaciones en la que se encontró la abuela durante su vida, consiguieron sacarla adelante durante meses que fueron agradables y vividos sin contratiempos, su labor de equipo, sus sesiones clínicas y la colaboración farmacéutica de la tita Manoli, todo sin hacer ruido, en silencio, consiguieron el maravilloso premio para todos de regalarnos durante muchos meses más la presencia de la abuela entre nosotros. Oscar les hubiera concedido la Cruz Laureada de San Fernando y todos le concedemos nuestro agradecimiento y la medalla de la familia.
Felicidades Sol por tu cumpleaños y felicidades a los dos por este recuerdo.
Y&G

Anónimo dijo...

El también que se puede leer al principio del comentario anterior se ha colado, quisimos decir "tan bien"

Sol Elarien dijo...

Muchas gracias. A House y a mí nos han encantado vuestras palabras. Sólo puntualizar que el alegato es de hermanita, no de hermanísima.