martes, 17 de enero de 2012

Atrapa un ladrón

Una de las anécdotas de Billete se refiere a cuando decidió imitar a Sherlock Holmes. La cosa, al parecer, fue como sigue:
Tras sucederse una serie de robos en poco tiempo en el vecindario, a mi tío, no se le ocurrió nada mejor que tomar, personalmente, cartas en el asunto. Ni corto ni perezoso le dijo a su mujer que tenía una idea que no podía fallar para atrapar a los ladrones y, sin añadir más datos, se subió a la terraza de la Comunidad para ponerla en práctica. Allí se entretuvo un buen rato mientras ultimaba su infalible y, en su opinión, magnífico plan.

Un par de días más tarde, mi tía, al regresar de la compra se encontró con un cordón policial en el edificio y, tras identificarse para acceder a su domicilio, coincidió con otra vecina en el portal.
-¿Qué ocurre?- le preguntó preocupada.
- El del tercero ha descubierto una sustancia blanca en la terraza que parece cocaína. Ha avisado a la policía que cree que se les pudo caer a los ladrones cuando escaparon. Están investigando en busca de huellas mientras la analizan- le explicó la mujer.

Mi tía palideció al recordar el episodio protagonizado por su marido unos días antes. Subió y, al llegar, comprobó las alacenas de la cocina. Tal y como suponía, faltaba el paquete de harina que, al parecer, Billete, en su momento de inspiración, se había encargado de repartir a conciencia por toda la terraza. Las huellas en la escalera del incauto vecino, víctima del complot, atestiguaban el crimen. Los concienzudos policías, armados de plásticos y bolsas de muestra, en imitación a los miembros de CSI, se esforzaban en buscar trazas de sustancias, diferentes al almidón y al gluten, en aquel sospechoso polvillo blanco. Por supuesto, pese a un análisis minucioso para detectar cualquier tipo de estupefaciente, no obtuvieron ningún éxito en sus pesquisas.

Cuando se marcharon los investigadores, sin esclarecer aquel misterio, mi tía respiró de nuevo tranquila. Pasó cuidadosamente el aspirador por toda la casa para deshacerse de cualquier rastro de aquel "alijo", no fuesen a regresar y descubriesen el origen del pastel (o al menos de la harina). Por descontado, se guardó de hacerle ningún comentario al respecto al resto de los miembros de la comunidad.

2 comentarios:

José Miguel Díaz dijo...

Es un verdadero "mostro". En mi opinión son ideas de maestro.
Un abrazooooooo Billeteeeeeeeeee

Manolo Torres dijo...

Muy buen relato, con una anécdota muy simpática y que siempre queda e el recuerdo. Gran detective este "Billete", je, je, je...
Saludos, Manolo.