miércoles, 7 de marzo de 2012

LA GESTAPO

En vez de preocuparse por la labor asistencial, al parecer, ahora el término de "calidad" a lo que está asociado es a que el médico cumpla las reglas implantadas de manera unilateral por algunos puestos de dirección, que no tienen otra cosa mejor a la que dedicarse que a complicarle la vida al personal. Una no puede por menos que preguntarse si obtienen algún tipo de ganancia en el proceso porque tanta fiscalización es sospechosa. El médico debe pasar la consulta en la sala que le haya sido asignada por la programación de las nuevas maquinitas, que tanto han publicitado, independientemente de que disponga de mejores medios y que pueda minimizar ciertos inconvenientes gracias al uso de consultas distintas a las preasignadas. Al parecer en la privacidad y en la protección de datos no influye el tener que atravesar otras consultas en las que se atiende a otro paciente, e interrumpir la labor de otro médico o escuchar algún retazo de la historia clínica. El que esta invasión pueda evitarse con el uso de otras salas no se toma en consideración por las mentes iluminadas encargadas de organizar el tema.

En el caso de que el médico opte por el sentido común y se coloque en lo que él, erróneamente al parecer, considera es la mejor sala para realizar las pruebas al paciente, se puede encontrar con que se le persone la Gestapo o incluso el mismísimo Mussolini. Transformado en harpía, recriminará a gritos al culpable del capital crimen, sin miramientos por el enfermo, que será testigo de la violenta situación provocada por el mero hecho de "nombrarle". La energúmeno en cuestión le exigirá al facultativo explicaciones sobre el cambio y tratará de forzarle a llevar su consulta según esté previsto por los nuevos aparatos. Si protesta, se le juzgará y amonestará en consecuencia. Si reincide, las fuerzas de las SS proferirán las amenazas que consideren pertinentes, cosa que ya han hecho en algunos servicios. Al parecer, la actividad del médico dentro del hospital es secundaria y prescindible. Por encima de la curación de los pacientes priman los objetivos de estos individuos metomentodo con afán de notoriedad. Sin embargo, estoy segura de que, si se hiciese una encuesta, tal y como están los ánimos en el momento actual, los que se considerarían superfluos serían precisamente esos. 

Me pregunto cuánto van a tardar en sustituir la cruz hospitalaria por la esvástica. ¿Nos obligaran también a los médicos a lucir la estrella de David sobre la bata?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Entre las abejasde ayer, la Gestapo y las harpías. Menudo estrés!

House dijo...

De lo que la población no es consciente es de lo precaria que es la situación. De que las administraciones adeudan miles de millones de euros a las empresas farmacéuticas y a los proveedores de material médico-quirúrgico, las empresas de hostelería y otros suministradores del sistema sanitario. Algunas de estas empresas tienen facturas de más de año y medio de antigüedad. Estas empresas tienen que financiar su deuda y esos intereses no los están pagando ni los político-administradores, ni las propias empresas, sino los contribuyentes, todos nosotros.

Esto no se lo debemos ni a los médicos que intentan sacar el mejor rendimiento posible a los medios de que disponen (y lloran lo que pueden a los "cuentagarbanzos" para conseguirlos mejores), ni a los pobres pacientes, que vale, algunos abusan y cuelan todas las recetas que pueden a la "cuenta de la abuela", o se plantan en la urgencia por cuatro mocos, sino a la banda de incompetentes, pretenciosos y potencialmente ladrones que administran nuestro dinero. Esos elementos grises, ambiciosos -o debería decir codiciosos-, inmorales, corruptos, mediocres hasta la médula, pero con egos que no pasan por las puertas de un hangar, que anteponen sus intereses personales, sus ambiciones por puestecillos donde creen que mandan algo y que alguien les respeta, por embolsarse las comisiones por implantar tal o cual maquinaria (ved la entrada de la maquinita de los pijamas de quirófano o el turbio asunto éste de más máquinas para preservar el anonimato), o en el mejor de los casos, hacer que parezca que trabajan y se ganan el sueldo enorme que les pagamos entre todos.

Nos están robando y si esto no cambia, que no creo que lo haga porque a los que de verdad nos interesa ignoramos la situación y no sabemos/podemos hacer nada, la sanidad pública como la conocemos desaparecerá. Es cuestión de tiempo. España es un país medio pobre, que ha vivido la ilusión de nadar en la abundancia. Tenemos unas prestaciones que ni Suecia o Alemania. Y nos vamos a quedar sin ellas. A pesar de que los profesionales como Grumpy se avienen a seguir haciendo su trabajo con cariño, dedicación y su mejor conocimiento y habilidad, a cambio de un sueldo inferior al que cobra un titulado sanitario medio en cualquier pais de los verdaderamente civilizados y medianamente ricos, como Alemania, Francia, o incluso la tristemente similar a nosotros Italia.

Y digo yo, si tan importante es que no se sepa el nombre de quien espera consulta y la situación está tan mal, ¿no habría tenido mucho más sentido que se llamara a los pacientes por el número de historia, el de la SS o el NIF? Eso sale gratis y todo el mundo debería conocer el suyo o lo puede leer en documentos que ya lleva encima. Pero no, curiosamente hace falta gastar dinero en máquinas y montar toda una red policial para amenazar e imponer un sistema a todas luces absurdo.

La lástima es que el sistema se hundirá, la clase media que los "gestores" han conseguido depauperar a clase baja (o bajo mínimos) no podrá acceder a cuidados sanitarios y estaremos como en EEUU, que o eres rico, o aunque tengas un seguro decente, según lo que te pase, te mueres en la calle. Y la vergüenza es que mientras eso les pasará a nuestros mayores, nuestros parados y todos los que no han tenido mucha suerte en la vida, categorías a las que la mayoría pertenecemos o perteneceremos, es sólo cuestión de tiempo, esta banda de ladrones podrá irse a Houston o donde sea menestar a recibir la mejor atención que entre todos hemos contribuído a pagarles.
Y yo que pensaba que ser un contribuyente era otra cosa. Pobre idiota.

José Miguel Díaz dijo...

Ya tenía yo ganas de un "dueto" Grumpy and Hause repartiendo leña. Si señores no os falta ni"miaja" de razón.
Un abrazo