viernes, 8 de junio de 2012

Funcionarios y políticos

Unos llevan la fama y otros... cardan la lana. Esto es lo que ocurre con los funcionarios y los políticos. Los que ostentan el poder se dedican a dar órdenes a su antojo, con frecuencia contradictorias, y los "superhéroes" encargados de ponerlas en práctica y cuadrar las cifras y los presupuestos son los funcionarios. En vista de la absoluta carencia de sentido común de la que hacen gala muchos de los enchufados en puestos de gobierno resulta absolutamente imposible, para el pobre al que le cae el marrón, realizar con éxito la empresa. En la Edad Media los caballeros emprendían gestas para matar dragones y conquistar princesas. En la Edad Contemporánea los burócratas de los Ministerios se enfrentan a hazañas aún más imposibles en su día a día. ¿Qué reciben a cambio? Generalmente un montón de chistes malos sobre el desempeño de su labor. Si se parte de la premisa de que esa labor no es más que un mero pretexto cuya finalidad real es la de generar una montaña de papeleo bajo la cual ocultar, durante el máximo tiempo posible, la incompetencia del ministro en cuestión, y su verdadera función es la de demorar su desenmascaramiento durante todo el tiempo de su mandato, se concluye que los funcionarios llevan a cabo sus tareas a la perfección. No se premia la eficiencia ni interesa resolver problemas, sino todo lo contrario. Es por ello por lo que se enfrentan a una carrera de obstáculos a diario en la que, para más inri, son ellos los primeros en dar la cara al público.

La mayoría de los especímenes políticos son tan incapaces, al menos en este país en concreto, que precisan multiplicarse para cada cargo. No es que así mejore su rendimiento, sino que en el previsible caso de su fracaso, el del Gobierno Central siempre puede escudarse en el correspondiente responsable autonómico y viceversa. Eso, si no tergiversan los hechos para culpar a algún pobre desgraciado al que se le asigna la insigne función de chivo expiatorio. El sobresueldo y los increíbles gastos generados por esta multiplicidad, al parecer, no repercuten en la Economía del Estado. Sigo con mi opinión de que no estudiaron las mismas matemáticas que yo. Según lo veo, al realizar una labor con un coste predeterminado, si se decide que en vez de ocuparse de ese trabajo un único responsable hay que repartir la dura tarea entre 18 ¿no debería suceder lo mismo con su remuneración? Otro ejemplo de lo mismo, es el hecho de que nunca les afectan  los recortes a aplicar, como mucho les rozan, sin que les arañen, y  los muy majaderos se creen que con ese gesto lavan la cara. Deben de estar convencidos de que el resto de los habitantes del país son tan estúpidos como ellos. No son conscientes de que están tan pringados que se necesitaría restregar a modo, con ácido y un buen estropajo de níquel, para conseguir raspar la primera capa. Algunos son puros sacos de mugre, sin arreglo, que deberían arrojarse al estercolero más lejano.

Para llegar a ser funcionario hay que demostrar una serie de méritos, estudiar como un poseso y enfrentarse a una oposición en la que, tan sólo, se selecciona a un diez por ciento de los presentados. A partir de ahí es cuando en realidad empieza lo duro: tragar quina. En cambio, el dirigente político, seleccionado a dedo para su cargo gracias a influencias, contactos y lamer muchos culos, pasea su hermoso trasero (que espera sea lamido en su estatus actual) por las sillas de su ministerio, y sin pensar si es factible o no, marca los objetivos a lograr por sus subordinados.  No importa el presupuesto, ni la situación de la cual se parta, la ficción reina en el cerebro lleno de mentiras del ministro en cuestión. Ajustar la realidad a las mismas es misión del entregado burócrata.

Molinos de Vladimir Kush
¿Hay que criticar al que ha llegado a su puesto tras demostrar su valía? ¿Puede un empleado convertirse en Don Quijote y lanzarse en una Cruzada contra los inútiles del gobierno? En un Estado de Utopía es posible, en una nación que dicta sus leyes y cuyo poder judicial está íntimamente ligado al poder político, semejante idea supondría un suicidio profesional. Desgraciadamente, nadie puede vivir del aire.

4 comentarios:

Carmen dijo...

A nosotros también nos toca otra bajada:
Los recortes salariales que ha presentado la Administración de Madrid en la tarde de ayer y que hoy aprobará el Consejo de Gobierno son de un porcentaje del 6% mensual y un 25% en las pagas extras. en el Complemento específico. Esto incluye el llamado Complemento Específico General Docente, el Específico de Formación Permanente (Sexenios) y los distintos cargos que cada profesor pueda desempeñar.
Teniendo en cuenta que nuestro sueldo es de unos 900 euros al mes más los complementos (unos 800 más) y que nos van a quitar un montón de pasta de los complementos, me veo como los mileuristas pero con carrera y oposición. Patético. Me gustaría saber lo que gana la susodicha.

Comas dijo...

QUE BIEN CADA VEZ MAS CERCA DEL UMBRAL DE LA POBREZA, AHORA UNA SUBIDITA DE IMPUESTOS MÁS Y TODOS TAN CONTENTOS

Anónimo dijo...

Niágara: suscribo, desde la a, hasta la z, todos tus comentarios de la entrada de hoy y comprendo tu malestar. Es vergonzoso que la clase gobernante -que se supone que tiene que luchar por el bienestar de los ciudadanos- sólo se preocupe por engordar las listas de todos los que pueden estar a su alrededor alimentando su ego. Por otra parte es así; no podemos pretender que los políticos sean gente culta y válida: político puede ser cualquiera, sólo tiene que estar capacitado para medrar y saber colocarse al lado de quien pueda entender su afán de escalada.
Y los médicos e investigadores -de los que dependemos TODOS- sean cada vez menos apreciados, en lugar de luchar para que sean profesionales más y más cualificados.
Ofelia

Miguel Angel dijo...

Acabo de leer en Expansión que una depuración de cargos públicos, asesores y amiguetes a niveles proporcionales a los de Alemania supondría un ahorro de apenas unos pocos cientos de millones de eruros al año (¡hay que ver! ya pensamos en "apenas unos pocos cientos de millones"), casi nada en medio de la que está cayendo.

Lo que está claro es que esta medida, junto al justo castigo de los responsables que así lo merezcan, tendría un efecto ejemplarizante para todos, y quien sabe si promovería que se exigiera en un futuro unas cualificaciones moral, humana y técnica superiores para optar a ser elegido para un cargo público.