martes, 31 de julio de 2012

Campechanía

El tito Aurelio es la campechanía en persona: bondadoso, afable y franco. Las cosas son cómo son y eso es lo que hay, sin indirectas ni segundas intenciones. Con su llaneza, consigue distender cualquier situación y contribuye a dar ese carácter entrañable a las reuniones familiares. Saca el punto de humor de cada situación, a veces a costa de un exceso de sinceridad que provoca que, todos los presentes, estallen en carcajadas. Su bondadoso carácter evita que nadie se sienta ofendido por la franqueza de sus comentarios, a fin de cuentas son tan sólo un reflejo, en extremo fidedigno, de la realidad.

Es también la persona más expansiva que conozco. Da reconfortantes abrazos de oso cariñoso a todo el mundo y les hace sentirse como en casa. Se guía por su aplastante sentido práctico, hace siempre lo que cree que debe, sin medias tintas. Es generoso y está siempre dispuesto a ofrecerse para lo que se le necesite.

En su carnicería, tanto él como su esposa, hacían gala con sus clientes de su enorme sociabilidad. Siempre estaba pendiente de escoger los mejores productos para su tienda. Presumía de sus filetes, que eran "gloria" tanto en su opinión como en la del resto de los comensales. No había mejor lugar para disfrutarlos que las barbacoas de la granja (precursoras de las de mi hermano), junto con los choricillos de mi abuela y la morcilla, esa "gran señora" digna de veneración, que traía de Baeza. Aunque ya esté jubilado, mantiene sus contactos para, durante las vacaciones, reavivar esos cálidos recuerdos mientras pasa unos días, con mi madre y sus secuaces, en las paradisiacas playas de Cádiz.

¡MUCHAS FELICIDADES TITO!

5 comentarios:

El tito Paco dijo...

El anecdotario de Aurelio es tan grande que es uno de los pocos que se libra de tener un pseudónimo en el blog: ni debajo de una piedra pasaría desapercibido. Casi todas esas anécdotas están redondeadas con expresiones gruesas que, viniendo de él, no hay más remedio que aceptar riéndose. Este verano me perderé sus barbacoas chiclaneras y echaré de menos el disfrute de ver a yernísimo haciendo de pinche y riéndose a morir con las barbaridades de su tío (im)político.
Un fuerte abrazo y muchas felicidades.

House dijo...

Pocas personas he conocido, si alguna, que se hagan querer y respetar a base de ser cariñosas y divertidas como el tito. Cariño que nace de la franqueza y la falta de dobleces, del puro deseo de hacer felices a otros y disfrutar con ello.
Que pases un día fantástico celebrándolo por todo lo alto, bien acompañado de quienes te quieren.
Un abrazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

¡Qué bonito es ver la cara de una mujer enamorada!
Le contaba a la tita esta mañana, que a mí me ocurría todos los días cuando iba a trabajar y una de mis compañeras, sin duda la más efectiva en su trabajo en el Centro de Proceso de Datos de Santana me recibía con una sonrisa transparente y sincera, hubo un día especial, precisamente íbamos a presentarla a los abuelos, la novia del tito Aurelio, casi “na”.
Daba gusto oírla hablar de su Aurelio. ¡Qué buena felicitación!
Pensábamos juntos que su belleza varonil, superaba a todos.
¡Felicidades! y un fuerte abrazo Y&G

Anónimo dijo...

Otros años hemos iniciado este día con las maletas casi a punto y con la primera remesa de viajeros ya para salir. Eso sí, no podía faltar, a la bajada de las enanas con cara de sueño, el saludo habitual del tito Aurelio en nuestras mañanas en La Barrosa: ¡Qué bonito es madrugar y ver la gente pasar y decir con alegría: buenos días, buenos días! (Las señoritas de alegría, poca en esos momentos recién levantadas) Luego venía el intercambio de abrazos y los deseos de felicidad, con los achuchones de rigor. Esta vez toca por correo, pero es con el mismo cariño y con la esperanza de muchos años de seguir compartiendo esos ratos. Un fuerte abrazo, con mucha felicidad. De Señora

Pacuelo dijo...

¡Muchas felicidades tito! Tras conversación teléfonica con felicitaciones y buenos deseos, estoy deseando que nos juntemos unos días en la playita, y de momento lo que hemos hecho en casa de mi madre es pegarnos un buen y merecido homenaje a la salud de los cumpleañeros, con unas gambas de esas que mi tío responde muy finamente "gorditas", cuando le pregunta el camarero de cualquier marisquería de los madriles si quiere gambas normales o de las más gruesas. Así es el tito, si es a lo grande mucho mejor.
Besosss