jueves, 20 de diciembre de 2012

Incógnito

Torso de mujer- Fortuny
Hay muchos tipos de blogs aunque todos tienen algo de su autor en ellos, ya sea sus preferencias gastronómicas, sus gustos literarios, su afición por el arte, la fotografía o la historia, sus opiniones políticas, sus reflexiones, sus impresiones de una determinada película o sencillamente su vida, con sus rutinas y sus recuerdos. Es difícil sentarse a escribir y no hacer un apunte personal sobre el tema en cuestión, aunque éste sea, de entrada, una simple ensalada.

Cuando los posts son precisamente eso, un tipo de correspondencia postal, permiten descubrir muchas cosas sobre su autor. No poseen el mismo carácter íntimo de las cartas, sino que son algo público, abierto a todo el universo de Internet. Es cierto que la lectura del blog se puede limitar a miembros, pero para ello hay que conseguir que los implicados se conviertan en uno de ellos (lo que se demostró imposible en mi caso concreto). Mientras no reciba visitas de malintencionados es un tema que carece de importancia. Si alguien ajeno a los amigos o a la familia se apunta al blog es, o bien porque le gusta, o bien porque se siente identificado con alguna de las secciones. De hecho me hace siempre mucha ilusión descubrir un nuevo miembro entre mis seguidores. Algunos son completos desconocidos, aunque también los hay que no lo son tanto: aunque no les conozca personalmente, sí que conozco, y en muchos casos sigo, su blog. Desde este post les doy las gracias.

No tengo secretos que ocultar, no soy una persona misteriosa y enigmática. Supongo que los que pertenecen a ese grupo no escriben un blog. Aún así, cuando comencé éste, intenté no dejar todo un rastro de pistas en él. Le puse un nombre que difícilmente puede cualquiera encontrar por accidente, y si eso sucede lo más probable es que el rastreador incidental se trate de un angloparlante que no comprenda el contenido de las entradas. Gracias al ingenioso Titón casi todos los miembros de la familia disponen de varios sobrenombres, hecho que me resultó muy útil a la hora de referirme a ellos. Escogí un nombre de pluma en relación con mi nacimiento y usé el título del blog para crearme un personaje en él. Ninguna de las dos cosas ha servido de nada a la hora de preservar mi anonimato. ¡Cuántos lingüistas no habrían agradecido que el autor del Lazarillo contase con un ejército similar de delatores!

Venús del espejo - Velázquez
Estas revelaciones no me afectan tan sólo a mí. Gracias a mis comentaristas no es preciso descifrar ningún código para descubrir qué nombre se esconde bajo cada uno de los alias. Está claro que lo de esta familia no es la confidencialidad (hermanísima ha leído esa palabra en el diccionario pero nunca la ha interiorizado). Dado nuestro perfil público, son datos que no tienen mayor trascendencia. Al principio hice hincapié en el tema pero hace tiempo que lo dejé por imposible. Actualmente no tendría ningún sentido. En una familia en la que casi ninguno de sus miembros conserva su nombre original (soy una de las pocas excepciones) resulta irónico que en el blog no suceda lo mismo. C'est la vie!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de Mr Magoo es obvio en mi caso....

comas dijo...

Bueno, los que no somos de la familia por lazos de sangre, lo somos por lazos cibernéticos, y es un placer

cuca dijo...

Es difícil mantenerse en el anonimato, con lo periquitos que somos todos, de todas formas a mi personalmente me satisface ser protagonista de algún relato o sentirme identificada con algún comentario. Al final nos gusta a todos estar involucrados en algún relato tuyo, nos halaga
un beso