lunes, 30 de abril de 2012

Amor y desamor

John Simmons "Hermia and Lysander"
Al enamorarse, lo primero que ocurre es que se idealiza al objeto del amor. Por un momento, el universo deja de ser egocéntrico y se pasa a orbitar alrededor de la perfección del amado. Se asumen sus gustos, sus opiniones se defienden más que si fuesen propias, sus errores no existen sino que son achacables a malas interpretaciones por parte del ciego enamorado. Decir que se babea en su presencia es quedarse corta, en realidad se flota en una nube de felicidad, incluso aunque no se sea correspondido.

Si la relación se queda en una esfera platónica, siempre permanecerá una huella de ese ideal, posiblemente muy alejado de la realidad. Es un ¿qué habría sido? que nunca fue y que nunca será como uno se imagina, aunque se dé la tentadora circunstancia de recuperar la oportunidad perdida.  Ese supuesto de ¿y si...? , en el que una diseña a su gusto un romance que "dejó pasar", por algo sería, es una de las preguntas más peligrosas que existen. Si por el contrario, el idilio transcurre por un camino normal, la venda de los ojos se desgasta con el tiempo, se hace menos opaca y se percibe algo más del entorno. A veces la realidad supera la ficción y el príncipe azul del cuento palidece en comparación con el sorprendente y maravilloso ser de carne y hueso del que una se ha enamorado.

En ocasiones hay factores que arrancan de cuajo el antifaz de color rosa y el sueño pierde todo el encanto. Este tipo de hechos pueden ser reales o, también, imaginarios: la tempestad del desierto que crece de un grano de arena. La inquietud, las dudas, los celos, invaden al individuo, le hacen sufrir, le debilitan y se alimentan de su debilidad para hacerse fuertes y aplastar su razón. Salir de ese círculo vicioso no es fácil. Si esta justificado, se aprende y se ganan argumentos para enfrentarse a ello. Si no es así, si todo es fruto de la mente calenturienta del celoso Otelo, superarlo es incluso más difícil. Hacer aflorar la razón de nuevo entre los propios demonios es a costa de una lucha titánica consigo mismo. Por desgracia no siempre se consigue y hay amores que se van al traste por minucias engordadas.

El consejo de mis tíos es la mejor recomendación que se me ocurre. La puse en la entrada de Año Nuevo. Si alguien no la leyó entonces, estas son, en sus palabras, las pautas de su fórmula infalible de felicidad:
"La primera desprenderse de cualquier forma de egoísmo en la relación de pareja.
La segunda ponerse siempre en el lugar del otro ante cualquier cuestión.
La tercera depositar la felicidad de uno en la felicidad del otro.
Es vital que el sentimiento sea recíproco para que funcione.
El resultado es mágico."

Hacer esto presupone un espíritu de generosidad y de respeto hacia la pareja. Apoyarse en los buenos momentos, para superar los malos y salir del hoyo, sería una estrategia añadida. No sacar a relucir los trapos sucios en los momentos de crisis, para evitar que puedan empeorar aún más las cosas, es difícil pero necesario. El amor posesivo ahoga, no es un amor maduro sino una manera de querer infantil y egoísta. El amor ha de ser libre, voluntario, optimista, con visión de futuro. Implica confianza en la pareja y apoyo del uno en el otro. Supone dejar de lado un orgullo estúpido y equiparar el amor al otro con el propio. Es crear un universo abierto y compartido para ambos, centrado en su unión.

domingo, 29 de abril de 2012

"Semillas"

Espero que os guste tanto como a mí.

CAMBALACHE TANGO

Este tango resume la situación mundial, con una letra cargada de ironía.  Es otra recomendación de House.




Transcripción de la letra, por cortesía de JMD (en los comentarios)

Que el mundo fue y será una porqueria 
ya lo sé 
en el quinientos diez 
y en el dos mil también. 
Que siempre ha habido chorros, 
maquiavelos y estafados,
contentos y amargados, 
valores y doblez.
Pero que el siglo XX es un despliege, 
de maldad insolente, 
ya no hay quien lo niegue. 
Vivimos revolcados en un merengue 
y en el mismo lodo todos manoseaos.

Hoy resulta que es lo mismo 
ser derecho que traidor, 
ignorante, sabio, chorro,
generoso, estafador 
Todo es igual, nada es mejor 
lo mismo un burro que un gran profesor, 
no hay aplazaos, ni escalafón 
los inmorales nos han igualao. 
Si uno vive en la impostura 
y otro afana en su ambición 
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos, 
caradura o polizón.

Que falta de respeto 
que atropello a la razón 
cualquiera es un señor, 
cualquiera es un ladrón. 
Mezclado con Stravinsky 
va Don Bosco y Napoleón
Don Chicho y La Mignon 
Carnera y San Martín.
Igual que la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches se ha mezclado la vida
y, herida por un sable sin remache, 
ves llorar la Biblia junto a un calefón.

Siglo XX cambalache, 
problemático y febril, 
el que no llora no mama 
y el que no afana es un gil. 
Dale no más, dale que va 
que allá en el horno 
nos vamos a encontrar. 
No pienses mas, sentate a un lao 
que a nadie importa si naciste honrao 
si es lo mismo el que labora 
noche y día, como un buey, 
que el que vive de las minas, 
que el que mata, que el que cura 
o está fuera de la ley

viernes, 27 de abril de 2012

"Chefs contra el hambre"

"Chefs contra el hambre" es uno de esos libros que encontré por casualidad en una librería de segunda mano. Lo cogí pensando que, a lo mejor, en él, los cocineros de los restaurantes de postín hacían propósito de enmienda para que sus comensales no tuviesen que merendar inmediatamente después de comer en sus locales (tanto por la hora de finalización como por la dosis de las raciones). No era eso lo que pretendían, sino que lo que hacen es compartir sus recetas de manera desinteresada para, con los beneficios de la venta, contribuir a paliar el sufrimiento del hambre en el mundo. No sé si el motivo de la escasez de comida en sus platos se debe a que, en un alarde de generosidad mal entendida, reparten las sobras con los hambrientos, aunque opino que también harían bien en saciar en condiciones el apetito de sus clientes.

El caso es que entre algunas recetas imposibles, para las que sería preciso equipar la cocina en la tienda de la NASA, hay unas cuantas más que factibles: interesantes, originales y sencillas, así que he decidido poner estas últimas en el blog.

SANDÍA A LA PLANCHA CON TOMATE, PISTACHO Y REDUCCIÓN DE VINAGRE

Ingredientes (para 4 personas)
1 kg de sandía sin pepitas
4 tomates maduros y tersos de unos 100 gr cada uno
50 gr de pistachos repelados
100 ml de vinagre de vino y 20 gr de glucosa (o una cucharada de azúcar moreno en su defecto, va igual de bien y no hace grumos)
Aceite de oliva, albahaca fresca, sal en escamas.

Elaboración
Secar los pistachos sobre una bandeja de horno 10 minutos a 150ºC. Dejar enfriar y picar gruesos.
Reducir a fuego suave el vinagre con la glucosa (o el azúcar) hasta conseguir una salsa con la densidad del caramelo líquido. Colarla si lo precisa.
Pelar la sandía y cortarla en rectángulos de 1 dedo de grosor, 4 cm de ancho y unos 10 de largo. Marcarla a la plancha a fuego suave durante unos 5 minutos. Dejarla reposar otros 5 minutos sobre una rejilla.
Cortar una cruz en la base de los tomates y escaldarlos unos segundos para pelarlos. Despepitarlos y cortarlos en cubitos. Dejar escurrir antes de aliñarlos con aceite y sal. 

Montaje
Colocar los dados de tomate sobre la sandía caliente, salpicar con los pistachos y adornar con unas hojas de albahaca fresca. Salsear con la reducción de vinagre, en zigzag.
Terminar con un cordón de aceite de oliva y unos granos de sal encima del tomate.

Ya puestos a cocinar platos salados con fruta, una idea original que encontré en un interesante, y delicioso, blog

ESPAGUETI CON MELÓN
El melón pertenece a la misma familia que la calabaza, así que ¿por qué no? Nadie adivinara el ingrediente "secreto" de la salsa. Seguro que más de un invitado se sorprende al enterarse. 

Ingredientes

500 gr espagueti (o tagliatelle)
1 melón "cantaloupe" (del redondo con carne naranja, que es el que más se parece a la cucurbitácea del "1,2,3")
3 cucharadas de aceite
2 cucharadas de concentrado de tomate (en su defecto, una cucharada de tomate frito de buena calidad)
El zumo de medio limón
100 ml de nata líquida
Sal
Pimienta negra
Parmigiano-Reggiano rallado (como medio vaso)

Elaboración

Cortar el melón en trozos (tras retirar la cáscara y las semillas)
Calentar el aceite y, añadir el melón. Condimentar con sal y pimienta. 
Cocinar, moviéndolo con frecuencia, hasta que la mayoría del líquido se haya evaporado (unos10 minutos).
Añadir el tomate y el zumo de limón al melón y revolverlo todo bien. Por último, incorporar la crema y cocer unos 2-3 minutos (para que reduzca).
Retirar del calor.

Mientras tanto, se cuece la pasta según las instrucciones del paquete, en abundante agua hirviendo con sal.

Verter la salsa sobre los espagueti, calientes y escurridos. 

Servir inmediatamente, espolvoreado con abundante parmesano, al gusto de cada comensal.

jueves, 26 de abril de 2012

La nobleza de Sole


Mi prima Sole tiene los ojos más bonitos de todo Linares: del color y la transparencia de las aguamarinas buenas, rasgados y con un aire algo felino. A través de esos ojos uno puede ver la nobleza innata de su dueña. Siempre ha hecho gala de lealtad y se ha ganado innumerables castigos por defender a otros. Posee un gran sentido de la justicia, es tremendamente cariñosa y bastante soñadora, lo que le ha servido para no hundirse incluso en los momentos más difíciles.

Pese a ser lo que se conoce habitualmente como un trozo de pan, también era una de las más traviesas de todos los primos. Si no estaba con mi hermano a la caza y pesca de bichos, estaba realizando alguna peligrosa acrobacia subida a las alturas de cualquier superficie, por precaria que esta fuese, sin miedo a los posibles riesgos. Tiene algunas cicatrices como recuerdo de la temeridad de sus desventuras. Le gustaba mucho leer, lo que era una suerte, no sólo porque en los momentos dedicados a los libros, los mayores podían respirar tranquilos, sino también porque, en las épocas que se pasó con alguna escayola en algún miembro, tenía con qué entretenerse (además de maquinar futuras correrías con las que resarcirse de su temporal inmovilización).

Era adicta a las historias de Esther, razón por la que bautizó a su hija con ese nombre. Ha sido la mejor madre que la pobre niña pudo tener: ambas se adoraban mutuamente y no podían estar separadas. Sin tener ningún título oficial aprendió rápidamente a realizar cualquier labor de enfermería que la pequeña necesitase, aunque los recuerdos asociados a los hospitales han hecho que no quisiera dedicarse a la rama sanitaria. Es una lástima para la Sanidad, no siempre es fácil encontrar enfermeras competentes y bien dispuestas.

Hay gente que nace con estrella y en otros la vida se empeña en estrellarlos. Sin embargo, por mucho que el destino se ensañe con ella, se enfrenta a él sin enfurecerse ante las injusticias de la suerte. A las pruebas me remito, con esta cita textual que escribió como comentario en una de las entradas del blog:  "los optimistas (y me incluyo entre ellos) no solo intentamos mirar lo mejor de cada situación por difícil que sea, también somos más capaz de superar o 'sobrellevar' los momentos más peliagudos que la vida nos pone delante..."

Para compensarla va a ser necesario que cumpla más de 100 años en un estado de Felicidad Absoluta (con mayúsculas). Espero que esa fase dé comienzo a partir de hoy mismo, con los besos y los deseos de ¡Feliz Cumpleaños! de toda la familia.

miércoles, 25 de abril de 2012

Estilo literario


El estilo al escribir es casi tan característico como la firma para algunos escritores. Supongo que esto depende de las asociaciones entre las distintas áreas cerebrales que dan lugar a la escritura.  El lenguaje es inherente al ser humano y su área cerebral tiene una estrecha asociación con la de la audición. Sin embargo, la escritura no dispone de un área concreta, dado que sus orígenes no tienen más allá de 5000 años y no ha dado tiempo evolutivo a ello. Las conexiones cerebrales son las que se encargan de definirla y, sus diferencias interindividuales, se reflejan en los distintos estilos de cada escritor. Se ha visto que, el aprender a leer, agranda el área del lenguaje y, supongo que las vías que desde ésta se establecen dependen tanto de los genes, como de la influencia de factores ambientales, en este caso en concreto la de los libros, pero también se relacionan, en gran medida, con las emociones.

El lenguaje expresa sentimientos, la lectura despierta sensaciones a veces tan reales como una experiencia. La imaginación nos hace vivir ilusiones, al igual que los sueños. ¿Quién no se ha despertado una mañana con la frase de "he tenido un sueño muy real"? El proceso de traducir ideas a letras sería comparable al de convertir los sueños en realidad.

Pocas cosas forman parte de la esencia de uno mismo como la creatividad. Al reflejar esas historias mentales, la estrecha imbricación con ellas implica que, el estilo en el que se escriben, también es inherente al autor. El lenguaje puede ser sencillo y fluido, o complicado y denso, siendo en ambos casos igualmente respetable, siempre y cuando sea homogéneo en su estructura y su ritmo, y se ajuste a la historia que pretende plasmar. En mi opinión un estilo pretencioso es aquel en el que el autor presume de lo que carece a costa de esconder su falta de calidad entre frases complejas y palabras grandilocuentes con las que consigue engañar a algunos, o a muchos, muchísimos lectores, que incluso se maravillan de su dominio de la lengua, mientras se esfuerzan por descifrar sus embrolladas frases. O bien no tiene nada que contar, o bien él mismo es un pedante y, como tal, lo refleja en sus escritos. Claro que es una opinión personal y sobre gustos...

Leí que Flaubert, tras escribir, salía a pasear al Bois de Boulogne y, una vez allí, declamaba en voz alta sus líneas. Cambiaba las palabras cuya sonoridad no encajaba con el resto hasta obtener la musicalidad que deseaba. El caso es que comprendí el porqué de esa obsesión por la perfección del autor francés. El lenguaje cuando se cuida es agradecido y expresa con belleza y fluidez lo que uno desea contar. Si se abusa de él puede resultar fatigante y provocar hastío en lugar de disfrute con la narración. Hay escritores que convierten una historia convencional en una obra de arte por la precisión de sus pinceladas y los sentimientos que despiertan en el lector. Si lo que se evoca es una bonita escena, resulta más sencillo aunque se corre el riesgo de excederse y acabar con una preciosa cursilada. Plasmar la humanidad y los matices de los personajes hasta hacerlos entrañables, pese a que estos sean dueños de un carácter difícil o estén envueltos en circunstancias desagradables y, además, lograrlo con tan sólo unos trazos, requiere un grado de maestría que me admira. La Suite Francesa de Némirovsky es el ejemplo más claro que me viene a la cabeza.


martes, 24 de abril de 2012

Comprar libros

Librería Lello e Irmao, Oporto
Book collecting is an obsession, an occupation, a disease, an addiction, a fascination, an absurdity, a fate. It is not a hobby. Those who do it must do it. Jeanette Winterson

Me gusta comprar libros y que me regalen libros. Por supuesto con lo que más disfruto es con su lectura, pero me encantan las librerías. Las tiendas de libros de segunda mano poseen un atractivo especial. Los libros con el tiempo no se convierten en "viejos" sino en antiguos. Se pueden descubrir indicios de su vida anterior en las huellas de su uso, en su cuidado, en las anotaciones de sus páginas, e incluso en las dedicatorias. Resulta muy entretenido ojearlos despacio, tánto que el tiempo transcurre sin que me dé cuenta. Un paseo por la cuesta de Moyano puede ocupar toda una mañana, pero no es el único sitio en Madrid donde se encuentran estas obras. En la Plaza de Santa Bárbara hay un pequeño kiosko acristalado cuajado de libros. Me suelo detener, un buen rato, a mirar el batiburrillo de tomos repartidos por las mesas y estanterías. Sin embargo, la Feria del libro es otra historia. Está tan masificada como un mercadillo, y hay el mismo tipo de barullo. Al pararse en los puestos para curiosear las novedades, en lugar de la tranquilidad que habitualmente ofrece la compañía de los libros, lo que se siente es la mirada, vigilante e inquisitiva, de los libreros y el codo del que sólo se acerca a la literatura en estas fechas y que intenta, por todos los medios, situarse en la primera fila. En ese ambiente resulta imposible abstraerse y perderse en las historias resumidas de las contraportadas.

Comprar libros por Internet también posee cierto atractivo. Es distinto a disponer del libro físico pero, el leer la opinión de otros lectores, sus recomendaciones basadas en sus preferencias, especialmente útiles si sus comentarios sobre sus lecturas previas coinciden con las propias, la posibilidad de empezar el primer capítulo, tranquilamente sentado en casa, para así descubrir si el estilo literario está acorde al gusto de una, resulta cómodo y bastante útil. No siempre son cien por cien fiables, pero es como todo, con la práctica una aprende a leer entre líneas. El universo literario se amplía gracias al conocimiento disponible en la red, y a la rápida accesibilidad que supone, aunque también es fácil distraerse mientras se navega de una página a otra, entre obras, opiniones y autores. No sólo existe Amazon, o la casa del libro, sino que Iberlibro, con sus libros usados de ediciones agotadas, es el lugar en el que buscar a autores que, tras alcanzar un cierto renombre, han caído, inexplicablemente, en el olvido.

Me gusta el libro en papel y también me siento cómoda con mi Kindle: abulta y pesa poco y me permite descargar en él montones de textos clásicos, descatalogados y antiguos que serían muy difíciles de encontrar de otro modo y, menos aún, en versión original (aunque por mi dominio de lenguas me vea limitada al inglés y al francés) y gratuita. A veces no puedo evitar pensar que es una lástima no saber ruso, polaco, portugués, alemán e italiano. No obstante, debo reconocer que, mis deseos por leer en esos idiomas no son tan intensos como para vencer la pereza que me produce la idea de aplicarme en su estudio.

lunes, 23 de abril de 2012

Merchita la de la Granja

Al mirar a "Merchita" la de la Granja a uno le parecía imposible que ese angelito fuese capaz de realizar todas las fechorías que se le imputaban. Y, efectivamente, tenía razón. Su aspecto inocente, con sus grandes y transparentes ojos azules, su piel clara, sus rasgos suaves y sus rubios tirabuzones, influía de manera favorable sobre los mayores, lo que convertía a nuestra pequeña prima en el perfecto chivo expiatorio para las barrabasadas del resto.

Ante las preguntas de la tita de:
- ¿Quién ha roto esa maceta? (al ver los restos de tierra derramados por el porche. El balón, responsable del accidente, ya había sido cuidadosamente retirado y guardado hasta que cediese la tormenta).
- ¿Quién ha cogido las tijeras que había dejado encima de la mesa? (es posible que con ellas se hubiesen llevado a cabo labores innecesarias de corte y confección o ciertas prácticas de peluquería que no solían ser muy del agrado de nuestros padres)
- ¿Quién ha ensuciado el pasillo? (las múltiples huellas de pisadas y nuestras zapatillas llenas de barro señalaban que no había un único responsable)
Pese a la evidencia de las pruebas incriminatorias, la respuesta habitual era:
- Ha sido "Merchita" la de la granja.
La denuncia solía emitirla uno de los involucrados en cuestión. Poco importaba que la niña no hubiese aparecido por allí en todo el día. Indefectiblemente, era ella la acusada. Claro que los mayores no eran tontos y nuestra estrategia no siempre funcionaba.

Hay que reconocer que la chiquilla, con sus travesuras, era en parte merecedora de la fama que el resto le asignaba. Si bien es cierto que no era la única culpable de todas las fechorías, también lo es que, probablemente, hubiese participado activamente en ellas. Supongo que es por ello por lo que nuestros padres se tragaban aquel chivatazo.

Uno de sus hijos ha heredado sus rasgos angelicales y su tendencia a las diabluras. No sé si sus primos también le utilizan para librarse de los castigos. Lo que sí sé es que su progenie la mantiene bastante ocupada y se prodiga poco. Espero que sus pequeños la obsequien con un día de comportamiento ejemplar y que, al menos, disfrute de unas horas de tranquilidad para leer los mensajes de toda la familia (lo que requiere un buen rato).

¡FELIZ CUMPLEAÑOS MERCHITA!

domingo, 22 de abril de 2012

Fútbol

Ayer, al regresar de casa de mis padres tras ver el clásico Real Madrid-Barça, House me comentó que el famoso partido sería un buen motivo para un post. Estoy de acuerdo con él, sobre todo porque en mi familia el fútbol se vive con un entusiasmo no superado por ningún otro tipo de evento. Ni hermanísima ni yo somos futboleras, aunque sí madridistas (ese es el motivo por el que, aunque ayer el Madrid no jugara en casa, va en primer lugar a la hora de enunciarlo). ¿Cómo se puede pasar olímpicamente del fútbol y, al mismo tiempo, confesarse de un equipo? Para explicarlo habría que aplicar dos refranes: "la fuerza de la costumbre" sería uno y, "a la fuerza ahorcan", el otro. Nunca se nos ha cruzado por la cabeza la idea de no ser del Real Madrid, so pena de tener que buscarnos otra familia en la que vivir. Mi hermanita y mi hermano sí que han heredado ese rasgo.

Recuerdo las tardes de partido durante mi infancia. Sería imposible olvidarlas. Hermanísima y yo nos refugiábamos en nuestro dormitorio, sin molestar, mientras mis padres permanecían clavados en el sillón. Eso no significa que no nos enterásemos de cada una de las jugadas, porque el juego era comentado a dúo por ambos progenitores. Tampoco dormíamos, habría resultado imposible salvo que hubiésemos estado completamente sordas. Estoy segura de que el árbitro se enteraba perfectamente de cada uno de sus improperios. En el intermedio, una se relajaba en la cama, para despertar, sobresaltada, según daba comienzo el segundo tiempo. La taquicardia del susto tardaba, mínimo, 45 minutos en pasarse (media hora más si había prorroga).

Un día, siendo aún muy pequeña, e inocente, se me ocurrió entrar al salón a coger algo que me había dejado. En lugar de reptar por el suelo, que habría sido lo deseable, pasé por delante del televisor. Nunca se me olvidará el berrido de mi señor padre ante mi osadía. Casi me deja paralizada, aunque, afortunadamente, reaccioné lo suficiente como para quitarme rápidamente de en medio. Ni que decir tiene que no cogí lo que había ido a buscar y tampoco volví a cometer semejante transgresión. Si la casa se quemaba, o se inundaba, era mejor esperar a notificar la noticia una vez terminase el encuentro, o tener la iniciativa de llamar nosotras mismas a los bomberos.

Cualquier tipo de actividad era incompatible con aquel espectáculo. Si mi madre se ponía hacer punto (afición que le duró poco tiempo, posiblemente porque tan sólo llegó a tejer un jersey, lo que le ocupó varios meses), la celebración de los goles daba al traste con su avance, ya que las agujas se soltaban al levantar los brazos en señal de alegría  La lana, aún enganchada en sus dedos, al estirarse, deshacía los últimos progresos. Creo que el jersey lo terminó en verano, una vez acabada la Liga.

Cuando vinimos a Madrid, la cosa se tranquilizó. El motivo: mis padres iban al Bernabéu a ver a su equipo. Durante la época de Butragueño, Martín Vázquez, Pardeza (que le encantaba a mi amiga Nuri), llegué a ir al campo en alguna ocasión. El Madrid ganó todos los partidos a los que asistí y también la liga. Ni por esas conseguí aficionarme. Afortunadamente la mayoría de la población no es como yo y da gusto estar en el hospital cuando hay un partido importante: no acude nadie a Urgencias. Hasta las enfermedades se paralizan ante un encuentro mítico. Eso da una idea de la importancia de la patología habitual, que no puede esperar al resultado de una analítica pero sí al del marcador de un encuentro.

Hace poco, coincidí con el autocar del Real Madrid que volvía de un encuentro en Europa. Era hora punta, con lo que el atasco madrileño ya estaba servido. No es que no hubiese ningún policía para regularlo, todo lo contrario. Estaban todos, sin excepción, unos 12 furgones y el doble de motos, alrededor del autobús de los jugadores. Sin miramientos por el resto de los conductores, bloquearon todo un tramo de calle para ellos y dejaron la circulación aún peor de lo que estaban. Eran policías municipales, y siguieron su camino ajenos al entuerto que, ellos mismos, habían provocado. Comprendo que la mayoría fuesen aficionados y les hiciese ilusión acompañar a sus ídolos pero, aquello era exagerado. ¡Ni un dignatario lleva semejante escolta de un Servicio Público! Claro que, los días de partido, se toleran triples filas de aparcamiento en las inmediaciones del Estadio (por supuesto los policías están ocupados viendo el encuentro) y, tras las victorias más significativas, las fiestas de los hinchas son sólo comparables a las del Año Nuevo. 

Una curiosidad: la evolución del escudo del Real Madrid

The Great Vince Balducci



El corto del pasado domingo, Presto, tiene esta segunda parte, aún más breve. Si alguien quiere saber más de las travesuras del conejo mágico o, simplemente, reírse un rato, aquí os dejo el vídeo.

sábado, 21 de abril de 2012

Tommy, Frank & Vinny's Park West dressing room jam!



Otra genial recomendación de House.

Alannah Myles: Black Velvet

Me encanta esta canción, me resulta muy sugerente, como el título.


NATURA 2012


EDICIÓN DE PRIMAVERA DE NATURA 2012

Además de la venta en la Escuela de Minas del primer fin de semana de Mayo, para los que no puedan ir entonces, o vean algo allí que no se decidan a comprar, y luego se arrepientan, podrán hacerlo los días 11, 12 y 13 de Mayo de 11 a 21 horas en el Hotel Convención de la C/ O'Donnell 53, Madrid.

Suele contar con los puestos habituales de la Escuela, a los que se les añaden bastantes más (incluso de lugares fuera de Madrid e incluso de España). La entrada cuesta 2 euros (Minas es gratuito y en la puerta de la Escuela reparten invitaciones para este evento).

IGE (INSTITUTO GEMOLÓGICO ESPAÑOL)

El IGE y la Ecuela de Minas organizan diversos cursos de gemología, tanto presenciales como a distancia. Los datos se pueden encontrar en su web: www.ige.org

PRÓXIMA CONFERENCIA 
Título: Graduación de calidad de piedras de color.
Ponente: Don Egor Gavrilenko.
Fecha y hora: Martes, 24 de abril de 2012. 19:30 horas.
Lugar: Auditorio IGE&Minas. C/Alenza, 1. 28003 Madrid (metro Rios Rosas, línea 1).
Otra actividad interesante organizado por el IGE ofrece la posibilidad de apuntarse a un viaje a Japón, que tendrá lugar del 5 al 16 de Julio, para conocer los lugares más emblemáticos del país y visitar, en la Isla de las Perlas, la casa en la que se realizaron los primeros ensayos de cultivo de perlas, las prestigiosas "Perlas de Mikimoto". Según su propietaria: las perlas son gemas vivas y frágiles a las que no les gusta ni la oscuridad ni el perfume. Antiguamente sólo las mujeres se sumergían en la isla de Isé en busca de perlas y, todavía, las mujeres son mayoría en las granjas perlíferas. 

viernes, 20 de abril de 2012

¡Feliz cumpleaños tito Fernández!

El tito Fernández dice que a él nunca le pasa nada gracioso, al menos no como a su cuñado que necesitaría un blog completo tan sólo para sus anécdotas. Comparativamente hablando puede que, efectivamente, no le ocurran demasiadas cosas, pero sólo comparativamente.

El tito es un encanto, en eso hay unanimidad. Se toma las cosas con calma, con tanta, que incluso su cumpleaños dura dos días en lugar de uno. Empezó a nacer tal día como hoy, 20 de Abril y, con su habitual parsimonia, terminó de hacerlo el 21. Da gusto estar con él, aunque conviene eludir el compartir con él un par de actividades concretas, hecho que una aprende cuando le conoce.

La primera tarea a evitar es una que me apasiona y se trata ni más ni menos que "ir de compras". Puede que yo sepa dónde encontrar las cosas, pero esas que no aparecen ni buscándolas debajo de las piedras, esas son las que consigue el tito Fernández. ¿Cómo lo hace? Comúnmente se conoce como paciencia y perseverancia. En la práctica consiste en llegar al supermercado después de comer y quedarse en él mientras se recorren meticulosamente sus pasillos hasta que suena la frase que mis primos repetían a modo de papagayos cuando eran pequeños: "Estimados clientes, les informamos que Pryca cerrará sus puertas a las 21h". Por supuesto, la tenían más que memorizada de acompañar a su padre a hacer la compra. Ni que decir tiene que mi tía jamás iba con él, hecho que, según afirma la acusada, se debe a que "nunca le ha gustado ir de compras".

La tranquila insistencia de mi tío se traduce con frecuencia en que, tras pasar varias horas en la tienda, sin alterarse en absoluto, de repente, aparece surgido de la nada, aquello que nadie más ha sido capaz de hallar en anteriores pesquisas. Esto ocurrió con la goma de la olla de la casa de mi padre en Roma. Tanto mi padre como mi hermanita habían recorrido todas las ferreterías romanas en su búsqueda. El primer día de la visita del Fernández, salió a dar un paseo y, a la vuelta, apareció con la goma. Estoy convencida de que el ferretero le dio la suya propia para quitárselo de encima y poder cerrar.

La segunda situación a evitar es la de "viajar en coche bajo su conducción". En este trance me he visto envuelta en dos ocasiones. En la primera era bastante pequeña y el itinerario me era desconocido. El recorrido previsto era Madrid-Santa Pola. Desde entonces siempre he pensado que Santa Pola quedaba lejísimos. Semejante idea se debió al hecho de que llegamos a hacer noche en el camino. Después he averiguado que, posiblemente, se tratase de algún hotel con encanto que mi  tío deseaba visitar y aprovechó el viaje para hacerlo. El desviarnos ligeramente de la ruta carecía de importancia.

La segunda vez el recorrido fue el architrillado Linares-Madrid en el que, por norma general, se tarda menos de 3 horas. ¡Tardamos 7 y sin atasco! Eso sí, hicimos turismo en la excursión. El trecho Linares- Guarromán, de 10 km a través de olivos, transcurrió sin incidencias. Al llegar a Guarromán nos paramos en una gasolinera. Esto no tendría nada de raro si no fuese porque no puso gasolina, sino que entró en la tienda y compró unas cerillas largas que "sólo tenían allí" (no me quiero ni figurar cómo había alcanzado semejante conclusión). De ahí nos dirigimos a la gasolinera, situada justamente enfrente, donde repostamos. Luego, hicimos unos metros por la calle principal y, antes de salir del pueblo, aparcó para comprar los típicos pasteles de hojaldre del lugar. En La Carolina, a 12 km, hicimos una nueva parada ¡No se podía entrar en Despeñaperros sin haber descansado un rato!


Pasamos Despeñaperros del tirón y, una vez superado el puerto, en Almuradiel, hubo que bajarse a reponer las debilitadas fuerzas, supongo que por culpa de las curvas, y nos tomamos una Coca-Cola. Lo mejor fue cuando dijo que, la Coca-Cola de ese bar en concreto, sabía mejor que en ningún otro lado. Para entonces estaba convencida de que lo había decidido tras probar las del resto de todas las cafeterías de carretera.

Estábamos en la Mancha así que, un poco más allá, compramos queso, para lo cual añadimos un par de paradas a las que ya llevábamos (así tenían distinta denominación de origen). Nos detuvimos en sitios que ya conocía (y que le conocían). Nos desviamos para visitar un pueblo de interés monumental (que la cultura nunca está de más). También paramos en Aranjuez que, ¡pasar por delante y no darse un paseo por el jardín del Príncipe era un verdadero crimen! Para entonces una pensaba que tenía un buen móvil para cometer un auténtico crimen, de asesinato en este caso. Seguro que el juez lo habría entendido y habría encontrado circunstancias atenuantes. No me extraña que mis primos, en cuanto se sacaron el carnet, insistiesen en ser ellos los conductores en los viajes.

jueves, 19 de abril de 2012

Matemáticas

La Medicina no es una ciencia exacta, en contraposición a la precisión de las Matemáticas. Al contrario de lo que les ocurre a muchos chiquillos, siempre fue una de mis asignaturas favoritas. Me gustaba el álgebra, el cálculo y, sobre todo, la geometría. La trigonometría me recordaba a los pasatiempos, en lugar de adivinar un crucigrama había que descubrir la fórmula mágica que revelaba la ecuación. La única parte a la que, por desgracia, nunca le he encontrado el atractivo y que, en mi profesión, me sería de utilidad, es la estadística. Supongo que tiene una parte práctica demasiado evidente, es menos abstracta e imaginativa que el resto. Es, también, la parte menos exacta, se basa en variables y da como resultado índices de probabilidades. Para colmo, su aplicación sobre interminables listas de datos puede convertirse en una auténtica pesadilla. Con esos razonamientos, es pura lógica que no consiga deducir dónde reside su encanto.

Mi abuelo gozaba con las matemáticas. Esta apasionante ciencia, junto con mi abuela, eran los dos grandes amores de su vida. Se podría afirmar que su esposa y su profesión estaban empatados (también era aficionado al fútbol). Eso sí, al igual que a mí (o supongo que lo correcto sería decirlo al revés) tampoco le gustaba la estadística. Debí de heredar de él ese rasgo, además de su vena entusiasta y su idealismo quijotesco. Le recuerdo sentado a su mesa, siempre armado con su pluma y un taco de cuartillas de papel mate y amarillento. Se abstraía por completo, concentrado como estaba en emborronar sin parar hojas y más hojas con su escritura pequeña y clara. Desarrollaba fórmulas, dibujaba funciones, resolvía integrales y derivadas y despejaba las incógnitas de las ecuaciones. Se le pasaban las horas sin darse cuenta. No voy a decir que se olvidaba de comer, porque, otra de sus características era el buen diente del que siempre hacía gala: le gustaba todo y le apetecía todo. Comía despacio para saborear cada bocado de su abundante plato. Tampoco hacía excesos, para así evitar que le subiese el azúcar, que lo tenía al límite, o la tensión, que regulaba con medicación.

Adoraba dar clases, tanto en el Instituto como a los estudiantes de Ingeniería. Nunca he tenido un profesor mejor que él. Cuando me explicaba algo podía pasarme las horas muertas escuchándole y la clase se alargaba sin sentir, mientras ambos nos dejábamos llevar por la emoción del reto de hallar la solución al ejercicio. Recuerdo las funciones de Geometría y el examen que nos puso la profesora y que hice según sus explicaciones. Creo que es el examen con el que más he disfrutado mientras desarrollaba las distintas cuestiones (y posiblemente el único que entra en esta categoría).

Teorema de Pitágoras
Aunque mi abuelo me falta desde hace muchos años, siempre me acuerdo de él cuando realizo cualquier operación numérica, por simple que sea. Afortunadamente la vida está llena de números y, por muy oxidada que tenga la trigonometría, la geometría y el álgebra, su recuerdo permanece.

Mientras leía el libro con cuya portada ilustro este post me vinieron a la memoria multitud de imágenes y frases de mi abuelo. En esta sencilla y entrañable novela, que le regalé a un paciente, otro matemático reservado y encantador, se crea una relación emocional entre los personajes a través de las matemáticas. Este vínculo, en el que la ciencia forma parte de la ecuación, es lo que me ocurría tanto con mi paciente como con mi abuelo. Nació el 19 de Abril de 1919, un número precioso. Hoy habría sido su cumpleaños. La cifra: 93.

miércoles, 18 de abril de 2012

GUARDIAS


Al empezar la residencia se es un pardillo en el tema de las guardias. Básicamente porque se es un iluso que cree que, dentro de todo, no será algo tan malo. La primera guardia destruye, sin contemplaciones, esas optimistas expectativas.

Una llega al hospital a las 8 de la mañana y realiza el trabajo asignado, que puede tener o no relación con la urgencia y el busca, aunque siendo residente lo más probable es que sí que tenga que cargar con ese pequeño instrumento de poderosa tortura desde primera hora. Si, por algún motivo, se ha librado del "bicho" (lo que suele ocurrir en años posteriores de la residencia en el que se le asigna a un residente pequeño para que así el mayor pueda hacerse cargo de alguna consulta, de esas en los que los pacientes están citados casi cada segundo), a partir de las 3 el infame artilugio vuelve a ser exclusivamente de su propiedad.

Apenas da tiempo a comer algo y ya empieza a pitar el infernal artefacto. Lejos de salvar vidas en la urgencia, enseguida se descubre que menos de un 10% (y eso siendo generosa con el porcentaje) de los que acuden a este servicio tienen una patología que justifica su visita. Un dolor en el segundo dedo de la mano (sin traumatismo previo), o en el tercero, son ejemplos reales de lo que los pacientes consideran precisa atención hospitalaria en lugar de una mera visita a su médico de cabecera. Eso sí, a menor gravedad, mayor será su actitud demandante, supongo que debe de ser porque tienen más fuerzas para quejarse. Ni siquiera considerará que el médico pueda tener necesidades fisiológicas como cualquier otro espécimen del reino animal. Comer, ir al baño y descansar son lujos prescindibles para los residentes de urgencias.

Tras pasarse todo el día pringada, se llega a la noche en estado lamentable. Agotada, se hace un amago de acostarse, bien pasada la medianoche e incluso ya en las primeras horas del nuevo día. Por supuesto el descanso será interrumpido en numerosas ocasiones, pero la emergencia será la misma que durante el resto del día. He escuchado historias a horas intempestivas de la madrugada de impresentables que han decidido que, a las 4 de la mañana, no aguantaban más el picor de garganta que les molestaba desde hacía unos meses. Por no hablar de las simples picaduras de mosquito que les incordian para dormir y que les hacen acudir en busca de un remedio mágico. A las 5 de la mañana me avisaron por un paciente que, después de asistir a un concierto y pasarse la noche de farra, estaba afónico. Claramente lo que quería era un informe de urgencias para no tener que ir a trabajar al día siguiente. Por no hablar de los yogurines que empiezan pronto con esa estrategia para justificar, con una nota del médico, el haberse saltado el toque de diana del control parental que les obligaba a recogerse en casa a una hora en la que estaban disfrutando de la fiesta. Lo peor de todo es que no son sólo pacientes externos los que acuden en mitad de la noche sino que, el mismo personal del hospital, también lo hace de vez en cuando. En un alarde de compañerismo, esas lumbreras deciden que, una vez terminadas las tareas de la planta, las dos de la mañana es una hora, tan buena o mejor que cualquier otra, para hacerse extraer los tapones de cerumen de los oídos o cualquier chorrada similar.

Por supuesto también hay urgencias vitales que hay que atender pese al agotamiento que las tonterías hayan provocado. Si un paciente sangra y hay que meterle al quirófano, el cuerpo tira de sus reservas de adrenalina y corticoides endógenos para mantener al médico en situación de alerta máxima durante la cirugía. Ni que decir tiene que, una vez salvada la crisis y la euforia del éxito, el cirujano queda en situación de piltrafa humana. Claro que un residente es joven y resistente, así que, al día siguiente, antes de regresar a su hogar y tirarse en plancha sobre la cama a descansar, realizará su jornada habitual.

martes, 17 de abril de 2012

El misterio de las cartas

  "Primeros pasos"  Van Gogh
Mi abuelo Andrés era un hombre inteligente, emprendedor, íntegro y responsable. Tenía un gran sentido de la familia, que es el que nos ha inculcado al resto, y fue el eje de la suya. Siempre dispuesto a ayudar, fue el apoyo del resto de sus hermanos. Soñador, prudente y visionario, quiso ampliar horizontes, no estancarse en las olivas, sino emprender un negocio propio, fuera del ambiente cerrado de su pueblo. En los años 40 la industria avícola estaba comenzando y mi abuelo supo ver en en ella un buen futuro. Montó una pequeña explotación en Linares y, gracias a su buen hacer, le llamaron de Madrid para que ayudase al jefe de su cuñado a organizar allí la suya propia.

Conoció a la que luego sería mi abuela gracias al matrimonio entre su hermana con un tío segundo de la primera. Tras el enlace, su hermana visitó a unos familiares políticos en Canena, entre los que se encontraba mi abuela. Aunque esta, por aquel entonces, poco después del fin de la guerra, se encontraba algo depresiva, no había perdido ni su encanto ni su ángel. Ambas se hicieron grandes amigas y la primera le recomendó que, para animarse, le vendría bien cambiar de aires e ir de visita a Madrid. Fue allí donde la señora baronesa se relacionó con el resto de la familia de su futuro esposo. Muy unidos entre ellos, se juntaban casi todas las tardes, al igual que ocurría en la granja. Eran un grupo numeroso, sociable, alegre y muy animado. Entre aperitivos, juegos de cartas, tertulias y conciertos de cuerda, pasaban las horas. Recuerdo que, cuando era muy pequeña, escuché en alguna ocasión a mi abuelo rasguear la bandurria y el laúd. No se prodigaba mucho pero, cuando le apetecía, siempre tocaba con gusto y me encantaban aquellos breves conciertos.

Cuando mi abuela regresó a Canena, mi abuelo la empezó a cortejar en serio y le envió una serie de cartas preciosas. Siempre le había gustado cuidar el lenguaje y era de la opinión de que, para decir algo desagradable, era mejor callarse. "Un poquito mejor que crudo" fue su frase ante unos caracoles de mi tía, absolutamente infames, cuando mi abuela, con toda su guasa, le preguntó por su opinión. Se le daba muy bien escribir y en cada celebración familiar brindaba por el homenajeado con un bonito poema. No obstante, era en el genero epistolar en el que, verdaderamente, despuntaba. Fue gracias a esas cartas por lo que finalmente logró conquistar a la dama, pero no porque esta cayese rendida ante sus palabras sino gracias a la tita Mercedes. La pretendida le leyó algunos párrafos y la tita la incitó a mantener aquella correspondencia. Pese a ello, la señora baronesa no se sentía con ganas de escribir y posponía su respuesta. En vista de que aquello, que tanta ilusión le hacía, tenía pinta de malograrse por la apatía de la cortejada, la tita Mercedes decidió tomar cartas en el asunto. Y eso hizo, en el sentido más literal de la palabra. Cogió lápiz y papel y, sin poner nada comprometedor, se encargó ella misma de contestar aquellas misivas. Por supuesto, este hecho no lo descubrió su destinatario hasta muchos años después y creó un vínculo de complicidad y agradecimiento entre ambos.

Tras unos meses de fluida correspondencia, el enamorado viajó a Canena con la intención de declararse y, lógicamente, obtener una respuesta afirmativa a su proposición. Fue precisa una nueva intervención de la tita Mercedes ya que, mi abuela, en general, era reacia a la idea de matrimonio y encontraba a su galán algo mayor para ella (se llevaban 12 años). Sin embargo, la decisión, la inteligencia de la que hacía gala y el espíritu emprendedor de su pretendiente acabó por vencer sus prejuicios. Dado que él vivía en Madrid y ella en Canena el noviazgo fue corto, de apenas 6 meses.

Coby Whitmore - The Love Letter
Decir que mi abuelo adoraba a su esposa es quedarse corto. Y eso a pesar de que la señora baronesa no era para nada mimosa, aunque sí se dejaba mimar. En alguna ocasión su marido se llegó a quejar de los pocos besos que le daba, aunque esto no era algo que sólo le afectase a él porque incluso sus hijos tenían que hacerla prisionera para robárselos. Ante aquella protesta, la acusada se defendió con el recuerdo de algún beso espontáneo que, aunque perteneciese al pasado, debía halagarle por haber sido objeto de esa muestra de cariño ya que, sus besos, aclaró, no eran besos cualesquiera. Ante ese argumento, mi abuelo le dio la razón y reconoció que, un beso suyo valía más que ninguno y que podía sentirse feliz por todos los que había recibido.

Volvió a escribirle románticas cartas cuando yo nací y mi abuela, en su papel de madrina, viajó al Canadá a conocerme. Aquellas misivas despertaron la admiración de su consuegra aunque creo que, en esta ocasión, no se precisó la intervención de nadie y que fue la mismísima señora baronesa la que se dignó en contestar a su feliz marido.

lunes, 16 de abril de 2012

Festival Gastronómico Urbano

La junta municipal de Fuencarral-El Pardo, en colaboración con DEPSE han organizado un festival gastronómico urbano en la avenida Monforte de Lemos, durante los días 13 al 22 de abril con un horario de 11 a 21 h. 
En ésta feria se expondrán alimentos denominados “mediterráneos”: productos de denominación de origen, ecológicos, artesanales, marcas de calidad, catas, menaje, sorteos...

Este es el optimista anuncio del evento. Como he estado el fin de semana de guardia, hasta hoy, lunes, no he podido pasarme a dar una vuelta por los stands. No sé si es por la crisis pero los puestos tienen muy poco aspecto de mercado gourmet y mucho de feria. De la imagen de la foto, nada de nada. No había ni una sola fruta ni verdura fresca expuesta, ni siquiera testimonial, tampoco había muestras de legumbres o de pasta.

Lo que más abundan son los puestos de quesos variados, ideales para el colesterol y la dieta sana, un mostrador de jamón de Salamanca, algunos tenderetes con fiambres, básicamente chorizos, más quesos y sobrasada en el de Mallorca. También he visto un puesto de conservas con anchoas y bonito (el único con algo de pescado, aunque fuese en salazón), otro de productos navarros con vinos "ni su", un anuncio de productos auténticamente granadinos (que consistían en "sanísimos" caramelos, frutos secos y frutas escarchadas) y una panadería gallega con un buen surtido de panes, empanadas y bizcochos.

En cada extremo, hay un par de terrazas en las que tomar una ración. La más cercana a la Vaguada es de cocina gallega. El pulpo tenía buena pinta y compré para casa, estaba bastante bueno. Para beber sirven vinos de la región y diversos tipos de orujo. En la parte más cercana a Betanzos, hay otro que se llama "Azúcar" con mojitos y caipiriñas cubanos (ya sé que Cuba queda algo lejos del Mediterráneo pero, aunque las colonias se perdieron en el 98, el ron y la caña de azúcar se siguieron importando, así que debe de ser ese el motivo por lo que los organizadores lo consideran dentro de la amplitud del término: dieta mediterránea).

Estaba bastante vacío (lógico por otro lado) y, en general, me ha decepcionado. Encontrar algo que merezca la pena, es a base de ir con ganas, no rendirse y buscar y rebuscar. Para más inri, los precios no son ninguna ganga. Seguro que en las tiendas gourmets hay más variedad y, por la competencia entre ellas, no dudo que resultará incluso más barato.

Después del paseo, para calmar mi frustración, me he ido al mercado de La Vaguada, que han renovado recientemente. Sus productos me han resultado infinitamente más interesantes, con más oferta y mejor presentación.

No sé qué entienden los organizadores por Qualitas Gourmet pero siento decir que no se acercan, ni por asomo, a mi idea ni de delicatessen ni de calidad.

Gentileza

Hay quien nace con elegancia natural y, aunque se vista con un saco, lo lucirá con estilo. Tienen percha y encanto e irradian un aura de dignidad que les confiere presencia y clase. Son finos y saben estar. Por desgracia, la mayoría no posee este don y hay que recurrir a una serie de trucos y reglas a la hora de enfrentarse tanto al día a día como a un evento.

La elegancia no consiste tan sólo en llevar algo favorecedor y apropiado para cada circunstancia. Además, exige una reglas de comportamiento para no dar al traste con el efecto del traje, por mucho que éste sea obra de un prestigioso diseñador, y con un precio en  directa relación con ese prestigio. Muestra de ello es que, en un uso obsoleto, la palabra gentileza es indicativa de "buen linaje" y sinónimo de nobleza. Así lo aplica Jane Austen en "Orgullo y Prejuicio" cuando Elizabeth Bennet se queja del comportamiento de Mr. Darcy en su primer encuentro. La mayoría de estas normas son fruto del respeto, del sentido común y de un mínimo conocimiento de la naturaleza humana. Claro que es mucho más fácil pensarlas que ejecutarlas pero, sin cortesía, no hay elegancia, tal y como se plasmaba en la falta de refinamiento de Eliza Doolittle en My Fair Lady.

Indudablemente es más elegante escuchar que hablar. De hecho, en esa misma película, Audrey Hepburn, vestida para la que sería su primera salida, Ascot, fue instruida para limitarse a pronunciar tan sólo dos frases. El problema surgió cuando, arrastrada por el entusiasmo de la carrera, se olvidó de la restricción. En general casi nadie repara en que su interlocutor hable poco, al contrario, agradecen esa virtud y muchos le consideran un excelente conversador. El motivo es evidente: casi todo el mundo desea una oreja dispuesta sobre la que verter su absorbente charla, generalmente sobre la base del yo, conmigo y mi propio ombligo (personalmente les recomendaría que escribiesen un blog). El grado de interés de la vida, obra y milagros del orador es discutible, salvo que el oyente esté colado por sus huesos. A falta de amor, un poco de buen vino incrementa la tolerancia. Por muchos deseos de entregarse a la bebida que pueda producir el desgaste de paciencia en ocasiones, hay que evitar excederse. La desinhibición no mejora la imagen de uno. Rehuir a los plastas conocidos es una buena práctica, llena de lógica.

La vehemencia en las opiniones debe suavizarse al expresarlas, aunque eso no significa que pierdan fuerza en nuestra mente, pero la agresividad no resulta ni atractiva ni convincente. Nunca se debe elevar el tono de la voz, so pena de crispar al interlocutor. No es conveniente enzarzarse en discusiones de esas que no llevan a ninguna parte, mucho menos si es con un individuo fanático o cerril. Si hay confianza y es posible cambiar el escabroso tema causante de la exaltación, bien. No obstante, en ocasiones no hay escapatoria y no queda más remedio que resistir hasta que se es rescatado, con el eterno agradecimiento al salvador, o se puede huir con una excusa plausible. Mejor eso que perder los papeles. Interrumpir en estos casos a lo único que reporta es el dar más vueltas alrededor del asunto. Marear la perdiz no es práctico. Tampoco lo es hablar de lo que se desconoce. La ignorancia, o las opiniones no sopesadas, originan una pésima impresión.

Sonreír es elegante, impresiona de cordialidad y contribuye a quitar hierro a las situaciones incómodas. Sin embargo, un gesto de "todo me huele" es desagradable y produce malestar en el entorno. Hay ocasiones en las que resulta casi imposible controlarse. En esos instantes hay que remitirse a las lecciones de poker de la adolescencia para relajar el rostro en un gesto inescrutable. Debo añadir que nunca he conseguido colar un farol en ese juego de cartas, pero si pienso en el sarcasmo del post con el que voy a destripar al impresentable de turno en el blog, hasta consigo verle la parte positiva al asunto y presto atención, aunque sea por otro tipo de intereses.

La feminidad no es de machistas, es seductora e inherente a las mujeres (o a la mayoría, porque hay quien nació sin ella). Hay que aprender a explotarla sin excederse. No se suelen citar a las llamadas feministas marimachos como ejemplo de gentileza y estilo. Las mujeres y los hombres no somos iguales, al igual que sucede con los machos y las hembras de cualquier otra especie. Aunque esto, de puro obvio, parezca de perogrullo, algunos son tan animales, irracionales, que no se convencen ni ante la evidencia más que palpable de la madre naturaleza.

En fin, esto no es más que mi opinión y supongo que habrá muchos que discrepen. No soy el mejor ejemplo de sociabilidad existente y soy la primera en saltarme todas esas normas. No pretendo sentar cátedra, tan sólo ordenar mis propias ideas a ver si, de ese modo, me aplico en su ejecución.

sábado, 14 de abril de 2012

Canciones para enfrentarse al día


Tengo un oído musical pésimo y no llevo radio en el coche. Me gusta conducir en silencio y escuchar las ideas que se me ocurren en el trayecto pero, ocasionalmente, me apetece algo de música. Afortunadamente voy sola y, si se me antoja, puedo cantar a pleno pulmón sin molestar al resto de los viajeros. Por supuesto, ni se me ocurre abrir la ventana, no vaya a provocar algún accidente cuando el resto de los conductores traten de huir, en estampida, de mi desentonada voz.

Mucha gente canta para acompañar la radio del coche o, a lo mejor, les pasa lo que a mí, que parece que llevan una pero en realidad son ellos los que hacen mentalmente la selección musical del momento y se ahorran anuncios, comentarios e insufribles canciones comerciales, de esas que taladran las neuronas, y que no resultan nada agradables de escuchar.

Hay varios temas que utilizo para mejorar mi humor, especialmente si noto que ese día no me he levantado con buen pie. Los interpreto tan sumamente mal que no puedo por menos que reírme. La risa es contagiosa y consigue despejar malos humos. Os dejo algunos vídeos, bien cantados por sus intérpretes, de mi selección (no pensaba torturar a nadie con mis versiones).




Con el siguiente tema comprobaréis que, para no tener ni voz ni oído musical, a solas me atrevo a cualquier cosa y disfruto enormemente con ello. Mi terrible "éxito" al perpetrar la impresionante aria consigue hacerme reír y me reconcilia con el mundo y con las pirulas de los descerebrados o de los que aún no se han despertado y conducen como zombis. Y no es la única canción lírica que ataco, la pobre Traviatta también se encuentra en mi repertorio.

El efecto calmante de la música mal interpretada hace que sea una lástima que el hospital no tenga un rincón insonorizado en el que soltar algún alarido de vez en cuando. Una visita diaria a ese refugio me ayudaría a mantener la calma de manera más eficaz que un mes de meditación y terapia de paciencia con unos famosos monjes de un monasterio en las Alpujarras al que, en alguna ocasión, mi enfermero de quirófano ha amenazado con mandarme.

viernes, 13 de abril de 2012

BERENJENAS LINARENSES

Hermanísima y yo eramos adictas a los encurtidos. Cuando vivíamos en Valladolid, una de las inversiones de la paga de los domingos consistía en adquirir, en el puesto de chuches de al lado de la Plaza del Mercado, una bolsa de cebolletas en vinagre. Claro que eso sólo duraba unas horas y teníamos que recurrir a otros medios para satisfacer nuestra adicción al ácido. Una tarde, mi madre nos descubrió en la cocina mientras bebíamos a chorro de la botella de vinagre. Además de regañarnos, nos previno sobre lo dañino que era aquello para nuestras células sanguíneas. Consiguió que disminuyésemos la frecuencia y la cantidad ingerida, además de que aumentásemos la atención prestada durante la vigilancia, cuando nuestro antojo vencía nuestra reticencia a desobedecer sus recomendaciones y era más fuerte que el temor ante la amenaza, infundada, de anemia. A fin de cuentas, cuando la Señora nos pilló in fraganti, llevábamos años haciéndolo y nunca nos había pasado nada.

Sea balsámico, de jerez o aromatizado, las ensaladas están mejor con un buen chorro de acético. Los pepinillos, las toreras, las guindillas, gildas y boquerones son un picoteo insuperable y, además, sin demasiadas calorías. Sin embargo, las duras y fuertes berenjenas de Almagro que venden por ahí, no tienen ni chispa de comparación con las deliciosas y tiernas berenjenas linarenses, aunque ambas se preparen con la misma variedad de planta.

En la granja la que las hacía era mi tía Pepi y, aunque la cantidad era suficiente para un regimiento, era precisamente ese el número de los que nos apuntábamos a su degustación. Las cocinaba con frecuencia y el olor del vinagre con el comino la delataba. En cuanto husmeaba aquel reconocible aroma, me presentaba en su cocina,  dispuesta, como siempre, a catar el resultado y comprobar el punto de sal y acidez. La receta es de la tita Li, que a base de cuidar de hermanísima y de mí desde nuestra más tierna infancia, conoce bien todas nuestras debilidades y nos malcría siempre que puede.

BERENJENAS LINARENSES

1 Kg berenjenillas (de esas pequeñas, del estilo de las de Almagro). Limpiarlas y recortarles un poco el rabillo y los faldones laterales.

Hervir las berenjenas con sal y limón un par de minutos para quitarles amargor.

Mientras tanto preparar una ensalada con pimiento rojo, comino machacado, ajo, aceite y vinagre y 1 tomate.

Poner todo junto en la olla junto con, aproximadamente, 1/2 liltro de vinagre, 1/2 litro de agua (hasta cubrir), medio vasito aceite y sal (probar). Cocer 5 minutos en olla rápida.

Se pueden tomar al enfriarse pero están mejor si se tiene paciencia y se dejan reposar, cubiertas por el jugo de la marinada, de un día para otro.

jueves, 12 de abril de 2012

Elegancia

Aunque las buenas maneras sean esenciales para causar una buena impresión, es la imagen de conjunto la que consigue el efecto. La apariencia es fundamental. La discreción es la regla a seguir: no conviene llamar excesivamente la atención ni por comportamiento ni por aspecto. Todo debe ir acorde: peinado, vestido, calzado y maquillaje. Claro que, entre discreto y soso, la separación es muy fina. Sosos son los estampados ñoños e infantiles y los colores que no aportan contraste con el tono de piel. La palidez es exigente, cualquier signo de fatiga es más evidente y la piel pierde transparencia y luz. Los tonos maquillaje, en contra de lo que muchos parecen creer últimamente, no contribuyen a camuflar este efecto.

El dinero no compra la elegancia, aunque puede conseguir un estilista personal que ayude. Claro que hay que acertar al escogerlo porque ¿quién se dedica a la profesión de estilista? ¿alguien con infalible buen gusto o un mero trepa mindundi con ganas de figurar en los saraos? Muchas veces son vulgares imitadores que no tienen en cuenta ni las características ni las preferencias de la persona a la cual deben ataviar, y a la que, en lugar de embellecer, disfrazan. Ojo con pecar de original, por ese camino es fácil tropezar. Alcanzar renombre por extravagante no es lo mismo que por elegante. Algunos actores y actrices aparecen en ocasiones con unas pintas que justificarían el despedir, ipso-facto, al encargado de engalanarnos. Es cierto que algunos no tienen remedio, rezuman vulgaridad y chabacanería por cada poro, sus ademanes estropean hasta el más armonioso atuendo y eso, no hay cirujano que lo arregle.

Una máxima a seguir es la de menos es más. Nunca hay que cubrirse a modo de árbol de Navidad, que para eso ya están los abetos. Esto es válido para la ropa y aún más para las joyas. La ostentación es vulgar. La calidad debe tener prioridad ante la cantidad y, si uno posee una cantidad de gruesas cadenas de oro equiparable a las de Mr. M del Equipo A, lo mejor que puede hacer con ellas es venderlas al peso en lugar de cargar su cuello con esa aberración estética.

Un vestido sencillo puede combinarse con una joya llamativa, que no estridente, aunque con los detalles discretos es más fácil acertar que con los más rebuscados. No son necesarios aparatosos pendientes, pulseras tribales y multitud de collares. Con una joya buena basta, e incluso sobra. Si el vestido tiene brillo o pedrería, no precisa más destellos, unos favorecedores pendientes son suficientes. Las lentejuelas que recubren todo el cuerpo a modo de escamas de sirena son ideales exclusivamente para carnaval y los bailes en el palacio de Neptuno. Hay que tener en cuenta que las manos sólo poseen un dedo anular en cada una. Cubrir el resto de los dedos con sortijas que no permiten doblar las articulaciones no es ni práctico ni bonito.

En las bodas, el blanco y el márfil son colores exclusivos de la novia, por algo es la protagonista. Incluso los más estrictos incluyen el salmón y el azul pálido. Otro color a evitar es el negro, salvo que se combine con otro que rompa el luto. Disfrazarse de princesa también debería ser exclusivo de esta. Las invitadas deberían limitarse a un vestido de dama de corte, que no es lo mismo que cortesana, de épocas distintas a las de Sissi y Maria Antonieta. Lejos está lo de colocarse "el arca y la tapa" para fardar delante de la familia. Las líneas simples elaboradas con telas con caída que, sin ceñirse marcan las formas, son siempre favorecedoras. Las telas tiesas necesitan cortes muy buenos y un ajuste excelente. Los rasos pueden parecer una negligée, más apropiadas para la noche de bodas. Los tornasolados deben ser sutiles, o evitarse directamente. Una boda no es un baile de disfraces: brujas, góticas y vampiresas ¡abstenerse!

No hay que alardear de la abundancia de dones de la naturaleza. Un escote generoso puede resultar vulgar en el caso de exuberantes curvas, aunque será siempre bienvenido por el sector masculino. Eso sí, la que lo luce, que no se queje si no la miran a los ojos. En esa misma línea hay que tener presente que insinuar es más sugerente que mostrar. Hay que realzar lo que se tiene sin llegar a exhibirlo, al menos en público. Por el contrario, si la modelo es de tamaño reducido y se coloca algo más grande que ella, su persona parecerá un apéndice del adorno en cuestión. Salvo que padezca de timidez patológica y la verdadera intención sea la de disponer de algo tras lo que esconderse, los atavíos aparatosos no son lo más adecuado. Conviene tener en la cabeza la frase de que las mejores esencias vienen en frascos pequeños. Una opulencia de carnes tampoco se beneficia de los grandes volúmenes, salvo que trate de evitar que nadie invada su espacio vital, lo que, en función del evento, puede ser bueno plantearse.


En caso de duda, tirar siempre por lo clásico. Si ha adquirido esa calificación, es por algo. En este caso los hombres lo tienen fácil, sólo hay que imitar a James Stewart, Cary Grant o Gary Cooper. ¿Pantalones ceñidos con un traje? ¿Botas o deportivas para darle un toque informal? Es una aberración y, si uno no se imagina a los actores citados ataviados de esa guisa, está claro que no es una buena idea.

miércoles, 11 de abril de 2012

"Vida y destino" de Vasili Grossman


"Vida y destino" está considerada, con razón, la obra maestra de Vasili Grossman. Es una novela magnífica, larga y cuajada de personajes, de reflexiones, de destinos entrelazados y de Historia. Se puede resumir como las circunstancias militares, civiles, políticas y científicas que se suceden durante el periodo que rodea la determinante batalla de Stalingrado. Incita a pensar al tiempo que nos acerca a las emociones de sus múltiples protagonistas. Plasma su humanidad en sus contradicciones, en sus momentos de gloria, de amor, de lucha y de caída. Nada de lo que pueda decir lo expresa mejor que algunas de las brillantes frases del libro:

"Cuanta más tristeza hay en un hombre y menor es su esperanza de sobrevivir, mejor, más generoso y bueno es éste"

(En referencia a la primera mitad del S. XX) " En ese tiempo, una de las particularidades más sorprendentes de la naturaleza humana, que se reveló fue la sumisión. (...) Había algo insólito en aquella extrema sumisión."

"¿Sufre la naturaleza del hombre una mutación dentro del caldero de la violencia totalitaria? ¿Pierde el hombre su deseo inherente de ser libre? Esta respuesta encierra el destino de la humanidad y el destino del Estado totalitario. La transformación de la naturaleza misma del hombre presagia el triunfo universal y eterno de la dictadura del Estado; la inmutabilidad de la aspiración del hombre a la libertad es la condena del Estado totalitario. (...) El hombre condenado a la esclavitud se convierte en esclavo por destino, pero no por naturaleza.
La aspiración innata del hombre a la libertad es invencible; puede ser aplastada pero no aniquilada."

"(...) los que luchan contigo en el curso de toda una vida se convierten a la fuerza en parte de tu propia vida."

"(...) había emergido de las profundidades donde no existen las matemáticas, ni física ni experimentos de un laboratorio, ni experiencia de la vida, donde no hay consciencia sino únicamente la turba inflamable del inconsciente..."

"La amistad es un espejo en el que el hombre se contempla a sí mismo. A veces, mientras conversas con un amigo, te reconoces a ti mismo: es contigo mismo con quien hablas, es contigo con quien te relacionas.
La amistad es igualdad y afinidad. Pero al mismo tiempo es desigualdad y diferencia. (...)
La verdadera amistad se corresponde con las cualidades del alma y es indiferente a la gloria, a la fuerza exterior.
(...) hay un fundamento solido en ella: la fe en el carácter inquebrantable del amigo, en su fidelidad."

"El destino conduce al hombre pero el hombre lo sigue porque quiere y es libre de no querer seguirlo. El destino guía al hombre, que se convierte en un instrumento de las fuerzas de destrucción, pero cuando eso sucede no pierde nada; al contrario, gana. Éste lo sabe y va allí donde le esperan las ganancias; el terrible destino y el hombre tienen objetivos diversos, pero el camino es uno solo."

"La libertad consiste en el carácter irrepetible, único del alma de cada vida particular."

"La luz vespertina posee la propiedad de revelar la esencia de lo que está ocurriendo y de transformar las impresiones visuales en un cuadro, en historia, sentimiento, destino."

martes, 10 de abril de 2012

Anaranjado

En invierno los días son cortos y la falta de luz se acusa en las calles por los tonos de la ropa. El negro invade las prendas, seguido del gris y la gama de marrones. A veces asoma un burdeos y el toque de color llega de la mano del azul vaquero y del verde bosque. Además, de noche, todos los gatos son pardos y apenas se distinguen las formas entre la oscuridad y la niebla. En ocasiones, ese ambiente, puede resultar deprimente.

Con la primavera las horas de luz se alargan y, en las calles, las sombras se convierten en figuras cubiertas por tejidos ligeros y vivos. Esta próxima temporada parece que esta transformación va a llegar de la mano de la gama del naranja.

Hablar sobre el color naranja es demasiado general. Para empezar no es un tono puro, sino que resulta de la mezcla del rojo y del amarillo y el resultado depende de la relación entre ambos. Según los matices, puede resultar chillón o, por el contrario, casi tan suave como un rosa y combinable con negros, marrones, azules. Si tira mucho hacia el amarillo, es un color que evito. Igualmente hago con las tonalidades fluorescentes. El naranja es de por sí un color vivo, en ocasiones flamígero y, por lo tanto, no precisa de estridencias sobreañadidas.

La gama de salmones, en los que se combina con el rosa en distintas proporciones, siempre me ha gustado. Me trae a la memoria la boda de una de mis tías. En esa lejana época contaba con unos 6 años y, para la ocasión, nos vistieron a todas las primas, de "niñas de flores".  El único nieto varón existente por aquel entonces era mi hermano que no había cumplido aún su segundo  año de vida. Mis tías nos hicieron unos vestidos largos, de color blanco, de nido de abeja. Se anudaban con lazos de raso en la cintura y estaban adornados con bordados idénticos en los que lo único que cambiaba era el color. El de hermanísima era azul y el mío rosa salmón. No sé si la asociación con aquel vestido, que me encantaba y que guardé a lo largo de años y mudanzas en un hueco en el armario, rescatándolo de su fatal destino en forma de herencia a las pequeñas de la familia, fue la que convirtió ese tono en uno de mis favoritos. El naranja pastel, que es el que se ve en el arcoiris, y el tono melocotón, en los que la intensidad se suaviza, también me parecen muy bonitos y resultan menos ñoños que el resto de la paleta de pasteles, especialmente los asociados a los recién nacidos, azul bebé y rosa niña. Su uso en esa época es algo lógico: despiertan ternura y, además, se pretende que estén tranquilos, coman y duerman. No parece lo más adecuado recubrirlos con colores estridentes. Mantener esa tendencia pese al paso del tiempo suele resultar algo cursi.

Al  naranja se le puede añadir más rojo y, dado que ese es un color básico que me encanta, el resultado no puede por menos que atraerme. El coral entra dentro de esta gama de colores favorecedores, siempre y cuando no lo hayan llevado al extremo fluorescente. A veces pienso que hay diseñadores daltónicos que, cuando pretenden crear algo vistoso, recurren a ese tipo de llamativos efectos por la sencilla razón de que no son capaces de percibirlos. Si goza de fama de genio sus directrices son imitadas, y seguidas, por todo un rebaño de borregos sin gusto propio. Afortunadamente el teja, supongo que por su discreto toque marrón, se libra de ser sometido a esas aberraciones. Ese tono, junto al caldera, en el la mezcla es con carmín, los encuentro difíciles de resistir. Los escaparates que los lucen me arrastran, irremisiblemente, hacia las perchas del interior de la tienda.