martes, 26 de febrero de 2013

Club de fans

Todos los médicos tenemos un grupo de pacientes que nos inflan el ego. Son enfermos que no sólo valoran tu trabajo sino que, además, están encantados contigo y aceptan cualquier decisión casi con los ojos cerrados. Muchas veces eso no significa que tu tratamiento les haya curado. Por mucho que lo intentes, te esfuerces, pruebes y te esmeres no consigues sacarle el rendimiento deseado a tu trabajo. Hay algunos casos en los que es su complejidad la que te sobrepasa. En otros es la idiosincrasia del enfermo ante los medicamentos lo que hace de la curación una misión imposible. Son ejemplos del dicho de que es peor el remedio que la enfermedad. Les has confesado tus limitaciones y, aún así, recurren a ti. Aunque su visita se limite a poco más que levantarles los ánimos con una palmadita en la espalda y, en ocasiones, un poco de sorna que les haga reír, el efecto placebo de que "estás ahí y les proteges" les ayuda a sentirse un poco mejor.

Es un club de fans incondicional y una vez que se han adscrito a él te hacen entrega de su confianza plena y ciega. Asumen casi todo lo que les dices, casi todo excepto tu declaración de ignorancia que toman como falsa modestia (cuando no es ni lo uno ni lo otro). Por supuesto no quieren abandonarte o cambiar de médico y cualquier opinión es consultada contigo, aunque sea de una especialidad diferente, de la que se te ha olvidado todo lo que estudiaste durante la carrera y el MIR. Si les tiene que ver otro facultativo va siempre condicionado a tu recomendación previa. Por supuesto luego pasarán a verte, contarte (desahogarse en ocasiones) y a que leas y le des el visto bueno a su informe.

El sentimiento es recíproco. Verles tan contentos no sólo es una satisfacción, es una alegría. Tienen la facultad de hacerte sentir útil, de levantarte el ánimo, de que desees contagiarles a otros ese mismo entusiasmo. Se relativizan los disgustos, se dejan correr y se olvidan. Se ve claro que los berrinches no merecen la pena, no hay que recrearse en ellos y sí en los momentos de felicidad para prolongarlos y tenerlos en cuenta al enfrentarse a los contratiempos. Gracias a ellos la rutina se transforma en un acontecimiento especial, que se atesora. Hacen que un día difícil sea de repente mucho más llevadero y que se disfrute del resto. Se prosigue la consulta con las fuerzas renovadas.

2 comentarios:

I. Robledo dijo...

Bueno, es que uno, en la vida, siempre busca tener confianza, sentir cariño, y cosas asi...

Son cosas que hoy son infrecuentes en el trato con las personas, por lo que suenen casi raras...

Pero seria lo normal, si las cosas no fueran como realmente son...

Un saludo

Anónimo dijo...

Que bonito esta descrito y que real es el sentimiento!! No se que seria a veces de nosotros medicos sin esos toques de agradecimiento ocasional a la labor humana que hemos hecho, no a la labor cientifica. Creo que estos fans nos recuerdan que debemos seguir siendo personas tras la bata, y al contrario que mucho de lo que recibimos cada dia, es enaltecedor, es magico, es positivo, es esa alegria ocasional que nos hace mas facil seguir con una sonrisa... A los que nos gusta llevarla todos los dias