lunes, 18 de marzo de 2013

Arte en la Fundación Mapfre

Gitana- Kees van Dongen
Hay dos exposiciones maravillosas en la Fundación Mapfre de la C/ Recoletos, que además se complementan muy bien una a la otra. Son obras para recrearse en su belleza y se disfrutan tanto que salí de allí con una sonrisa que me duró el resto del día. Me habría gustado poner todos los cuadros, pero como eso no es factible he escogido unos ejemplos y os dejo los enlaces a las páginas de la visita virtual correspondiente. El que se anime tiene de plazo hasta principios de Mayo.

Empecé mi recorrido por la exposición de Luces de Bohemia. La bohemia artística surge a mediados del siglo XIX, entre el romanticismo y el realismo, como forma de vida en la que prima la libertad del artista. Supone un rechazo de las reglas académicas que hace que los pintores se refugien en las buhardillas y tabernas de París. Comparten con los gitanos una marginalidad y una miseria que será mitificada como premisa de la libertad artística y espiritual.

Arte y Libertad - Louis Gallait
La exposición está dividida por secciones y salas, con citas de los artistas en las paredes en los que expresan su manera de ver el arte y su vida.

En "La ruta de los gitanos, tópicos y leyendas", varias obras, desde mediados del S. XVIII, muestran a las gitanas echando la buenaventura. La vida errante se refleja en escenarios al aire libre y en la representación de los campamentos. Con la llegada del realismo la presencia de las clases  marginadas en el arte es más frecuente. Se busca un arte más sincero que se acerque a la realidad y se rompe con los estereotipos románticos sobre los gitanos.

La segunda sección refleja "El mito de la gitana". Con principios estilísticos heredados de Velázquez y Goya se busca una realidad cercana y diferente. Se idealiza la gitana española, símbolo de provocación, libertad y sensualidad, encarnada por La gitanilla de Cervantes y renovado con la Esmeralda de Victor Hugo y la Carmen de Merimée (y posteriormente Bizet).  Su embrujo se percibe de formas muy distintas que se plasman en los lienzos expuestos de Corot, Courbet, van Dogen, Sorolla y Sargent, entre otros.

"El artista romántico" da comienzo con un autorretrato de Goya, considerado el primer gran pintor moderno. En la segunda mitad del XIX, la famosa opera de Puccini "La Boheme" populariza la vida bohemia. El artista se ve a sí mismo como un caminante errante por la nueva senda de la creación. Las penurias y el aislamiento forman parte del proceso necesario para alcanzar la gloria. Los dibujos de Henry Murger publicados en Le Corsaire-Satan ofrecen en clave de humor ejemplos de la rutina diaria.

Para terminar: "Montmartre y otras escuelas de la Bohemia". Las calles y los cabarets de Montmartre, en los que se reúnen las figuras culturales de la época: Rimbaud, van Gogh, Satie, Toulouse-Lautrec, etc, se convierten en el centro de la vida artística nocturna. Los pintores españoles son también atraídos por ese mundo pleno de creatividad y Picasso refleja su melancolía en sus azules "Azoteas de Barcelona" (precioso).


La exposición de "Impresionistas y Postimpresionistas" (el nacimiento del arte moderno) consta nada menos que de 78 obras maestras del museo d'Orsay, auténticas joyas de luz y color. En las salas cada artista tiene asignada una sección.

Al llegar me saludan las bailarinas de Degas al subir al escenario que comparten la sala con el luminoso lirismo de Monet. Las piedras de la catedral de Rouen se transforman en el transcurso del día. El verde se hace agua entre los sauces y los nenúfares de su jardín de Giverny. El viento sopla en los esbeltos álamos y las pinceladas filtran la luz a través de los montones de heno.

En la segunda sala la dulzura de los retratos, las líneas suaves y los tonos pasteles de Renoir conviven con las composiciones de formas más geométricas y manchas de colores intensos de Cezanne, que busca sobrepasar los límites de la técnica impresionista para llevarlo hacia las vanguardias y el cubismo.

El revolucionario Toulouse Lautrec dota a sus personajes de expresividad, capta el gesto de un momento. Para lograrlo simplifica las líneas, fuerza las perspectivas, esboza los perfiles y, con frecuencia, prescinde de los fondos para realzar las figuras.

Tras la última exposición impresionista en 1886, el Neoimpresionismo marca una dialéctica, con conciencia de progreso, que rompe por una parte mientras que por otra continúa con lo anterior. La innovación se muestra en las obras construidas con el puntillismo de colores puros yuxtapuestos de Camille Pissarro, Seurat y Signac.

Van Gogh se busca a sí mismo en sus autorretratos, de los que pintó 40 a lo largo de su vida, en el simbolismo del color y el sincretismo de sus trazos. Durante 9 intensas semanas trabaja con Gaughin en  Arles y es llamativo el uso que hace de colores complementarios en sus cuadros. Tas el episodio de la oreja, Gaughin regresa a París y van Gogh se interna voluntariamente en un sanatorio.

Gaughin se instala luego en Pont Aven, en Bretaña, que se convierte en una revelación para muchos artistas, que encuentran "lo salvaje, lo primitivo" en su violenta naturaleza y carácter austero. Se reniega de la expresión natural del paisaje: "la naturaleza se extrae soñando ante ella" y esa teoría pictórica alejada del naturalismo da posteriormente origen al Talismán de Paul Sérusier y al grupo de artistas "nabis" (profetas).
En la cama- Vuillard
Dentro de este grupo los temas de cada miembro son muy diferentes entre sí, aunque todas las obras tienen en común figuras con una existencia silenciosa, cargada de enigmas, en la que sus personajes aparecen aislados e incomunicados, sumidos en  su vida interior. En paralelo, los nabis, dentro de una corriente inscrita en el Art Noveau, desarrollan un arte decorativo cada vez mayor que se muestra en un precioso biombo con palomas de Maurice Denis que me habría llevado feliz a casa (para hacerme un bonito rincón en el que inspirarme a escribir).

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