jueves, 14 de marzo de 2013

Mun

El paso de sobrinísima del colegio al instituto le supuso un verdadero trauma. Hermanísima había sido su tutora durante su periodo escolar y sus clases se pueden describir con millones de adjetivos excepto el de aburrido. Como profesora hermanísima es capaz de realizar cualquier hazaña con tal de que sus alumnos no sólo aprendan la lección, sino que no se olviden jamás de ella. De ese modo consigue momentos memorables: transforma lecciones en canciones, las representa, las baila y las dibuja. Cualquier método vale para alcanzar su objetivo, sus chiquillos no saben nunca qué esperar aunque sí tienen la certeza de que se divertirán.

El instituto no sólo supuso que sobrinísima, aunque bastante suya por un lado también muy dependiente de su madre, tuviese que separarse de ésta y ver como su puesto en clase era usurpado por ciclón. Para colmo, su nuevo profesor, como la mayoría de los profesores excepto los excelentes, no tenía ni idea de cómo transformar las lecciones en algo ameno. No contaba con el nulo sentido del ridículo de hermanísima y sin esa cualidad es difícil enfrentarse al alumnado para representarles una función sin el miedo a que se rían de ti y no te tomen en serio. Las tardes de los domingos y las mañanas de los lunes le suponían un auténtico trauma y pidió repetidamente regresar a su antiguo colegio.

Al llegar las navidades hermanísima tuvo una idea brillante (aún no esta claro si en la acepción discutible de este término o brillante de verás). Sin que a ninguno nos gustasen los gatos, salvo a sus hijas, decidió regalarles uno con la promesa de que sobrínisima no se quejase más por tener que ir al instituto. Tener un gato siempre ha sido el mayor deseo de la niña que se apresuró a hacer la promesa requerida (con sus altibajos en el cumplimiento posterior). La familia al completo se fue a recoger el animal: un precioso gatito pelirrojo de ojos azules de un mes de edad que se los metió a todos en el bolsillo desde el primer momento.

El gatito en cuestión no es un gato común, aunque la raza así lo indique. La veterinaria lo describió como un perrigato. No araña sino que mordisquea. Es muy cariñoso y cuando alguien de la familia sale de viaje, a su regreso se encuentra con que el animal le ha echado tanto de menos que no desea separarse de él ni un momento. Su compañera incansable de juegos es ciclón, que le ha enseñado todo tipo de trucos, gatunos y perrunos. Por supuesto el animal es muy educado y da la pata para saludar a las visitas, además "choca los cinco" en plan colega, da vueltas, se pone de pie (aunque sólo a veces) y al dispararle con los dedos se hace el muerto.

Sabe a quién acudir en cada momento. Por las noches duerme a los pies de cualquiera de las dos niñas, en ese sentido no hace distinciones entre las hermanas. Por las mañanas despierta a hermanísima para que le ponga el desayuno. Se frota mimoso contra sus piernas y no la deja volver a la cama hasta que consigue su lata de comida. Si se queda solo, cosa que no le gusta nada, les espera en la entrada cuando vuelven y les recibe con todo tipo de carantoñas. Se mete voluntariamente en la bañera, aunque sólo si ya hay alguien dentro, especialmente ciclón, y se sube a su barriga. Otra con la que le gusta compartir la ducha es con hermanísima. No sólo se deja bañar, duchar y cortar las uñas, sino que incluso permite que Osquitar le tire del rabo y soporta sus miles de barrabasadas mientras juega con él. Cuando está cansado se va a su cesta, pero en cuanto oye que hay ambiente de juerga le puede más la curiosidad que la pereza y sale a investigar (y por supuesto a participar). Creo que sólo le quedan seis vidas porque una la empleó en saltar desde la ventana desde el segundo piso al jardín pero, afortunadamente, salió casi ileso de su aventura. Aprendió del susto y, a partir de entonces, mira las vistas tras los cristales.

3 comentarios:

Elvis dijo...

Perrigato, perrigato.... un gato siempre es un gato.

Carmen dijo...

Nuestro Mun es el animal de compañía más bueno y más precioso del mundo. Es bueno, cariñoso, fiel y sobre todo ha conseguido que nuestras hijas se queden en casa solas sin tener miedo ni poner ningún impedimento. No creo que sea una gran defensa pero a ellas les da seguridad ¡Todos le queremos!

Anónimo dijo...

me gustan los gatos...desde siempre!!Solo he conocido a una gatita tan buena como vuestro Mun...tan cariñosa y juguetona...un beso