viernes, 15 de marzo de 2013

Tarta de chocolate sin harina

Alfons Mucha
Cuando era un bebé, nuestro ciclón canalizaba toda su alegría y su entusiasmo en la tarea de mamar y daba gusto contemplarla durante aquel proceso que se desarrollaba entre gorgoritos y carcajadas.  A una edad prudencial, hermanísima se vio obligada a introducir las papillas en la dieta de su hija. Aquel cambio no participó de las mismas manifestaciones de alegría, ni tampoco obtuvo el efecto deseado sobre el peso de la pequeña. No afectó a su apetito, pero sí a sus digestiones y continuamente era necesario cambiar el preparado de 8 cereales por el de 4 para devolverle un ritmo normal al sistema digestivo de la cría. Con el resto de alimentos la niña era de lo más selectiva: le pirraban los dulces y odiaba las verduras. Lo verde para el grillo, o para su hermana, mucho menos tiquismiquis aunque infinitamente más pesada delante del plato (no sin motivos). Aún así, pese a los progresos en su dieta, sus digestiones continuaban sin avanzar, o avanzaban demasiado rápido.

Una pediatra avezada, tras echar un vistazo a su barriguilla hinchada, la tachó inmediatamente de celiaca y le realizó las pruebas pertinentes para confirmar ese diagnóstico. Descubierto el motivo de sus indigestiones y descartado que no se trataba de un simple empacho de Nutella, sustancia a la que ya era adicta, la chiquilla mejoró notablemente. Para que la niña no se sienta excluida en las reuniones familiares, hermanísima nos deleita a todos los presentes con postres aptos para su hija. Tiene muy buena mano y siempre están en su punto, pero también es cierto que no todos los dulces salen beneficiados con el cambio de harina. El pan de la chiquilla, recién hecho, es sencillamente fantástico: blando, esponjoso, aromático, suave... en resumen, posee todas las cualidades de las que debe hacer gala una buena hogaza. Por supuesto, el ciclón cubre cada rebanada con una capa más que generosa de Nutella y devora hasta la última miga (para repetir a continuación). También la tarta de Santiago, con su sabor a almendra horneada, y de la que la sobrina es capaz de comerse la mitad de una sola sentada, es un vicio de esos que entra solo en la sobremesa, especialmente si se deja en el centro de la mesa y se acompaña de un vino dulce o de un poco de Risol.  El brownie, sin embargo, en mi opinión, sí que se resiente por el trueque, aunque hermanísima esté tan acostumbrada a su sabor que no note la diferencia.

Está versión está a caballo entre el brownie y la tarta de Santiago, por lo que éxito está casi, casi asegurado. El toque del aceite de oliva contribuye a realzar el sabor del chocolate.

TARTA DE ALMENDRAS Y CHOCOLATE  con aceite de oliva

Ingredientes
- 200 gr de chocolate negro.
- 75 ml de aceite de oliva suave, preferiblemente de una variedad algo dulce (o previamente desahumado). Uno de mis favoritos, aunque difícil de encontrar fuera de Jaén, es el "Melgarejo". El "Oro de Bailén" que usan en Los Sentidos es también una opción ideal.
- 4 huevos medianos a temperatura ambiente.
- 100 gr de azúcar.
- 200 gr de almendra molida.

Elaboración
Batir los huevos con el azúcar unos 5 min a velocidad alta con las varillas eléctricas, sobre el baño maría para que suban mejor, hasta que tomen la consistencia de una crema densa en la que se marquen las varillas.
Derretir el chocolate al baño maría junto con el aceite, conviene hacerlo despacio, para que no se caliente en exceso. Dejar enfriar ligeramente antes de añadirlo a los huevos. Por último, incorporar la almendra.
Verter en un molde bien engrasado (o en uno de silicona). Rallar el resto del chocolate y esparcirlo sobre la masa.
Precalentar el horno y cocer la tarta unos 30-35 min a unos 180º.
Desmoldar cuando se haya templado y dejar enfriar sobre una rejilla.

2 comentarios:

Carmen dijo...

¡Qué rico! Habrá que probarlo para salir de dudas. ¡Ya te contaré! La Nutella adicta está de morros porque hoy le tocaban cereales y no su queridiiiiiisima nutella jeje

Elvis dijo...

Yo la voy a hacer para mañana celebrar el cumple de ciclón!