domingo, 19 de mayo de 2013

Un héroe real

Parece un cuento pero es una historia real. Jesús, el héroe protagonista, es un amigo de la familia. El narrador invitado es mi tío Pepe. Aquí os dejo su relato:

Os quiero contar una pequeña historia sobre mi amigo Jesús, también corredor. Ambos hemos llevado una trayectoria deportiva casi idéntica, debutamos juntos tanto en la Media como en la Maratón y él acaba de ingresar en la categoría de veteranos A. 

Jesús trabaja en un Banco. El pasado sábado, un compañero de trabajo, aficionado a la caza, salió a dar una batida con su escopeta y su fiel acompañante canino. El paseo les llevó por la zona minera de Linares, una vía verde rodeada de olivares, con un paisaje salpicado de altísimas chimeneas de ladrillo en ruinas donde correr se convierte en algo delicioso. Tuvo tan mala fortuna que su perro cayó en un pozo de los que abundan por ese paraje. Es difícil que este tipo de accidentes le ocurran a una persona ( los pozos están vallados) pero un pequeño animal sí puede acabar dentro de uno.

El lunes por la mañana el hombre llegó muy afectado al trabajo y le contó lo sucedido a Jesús. Daba al perro como perdido sin remedio y se lamentaba del final tan trágico que había tenido el pobre animal. Jesús, entre cuyas múltiples aficiones se cuenta la Espeleología, convenció a su amigo de que aún podía continuar con vida y de que, al menos, deberían intentar algo. Quedaron después de comer para ir al lugar de los hechos.

Una vez en el pozo, tras inspeccionar el terreno y confirmar que, efectivamente, se trataba de un respiradero de mina de algo más de treinta metros de profundidad, averiguaron lo más importante: el perro seguía con vida. La adrenalina se apoderó de Jesús que ya no pensó en otra cosa que no fuese en rescatar al pobre animal. Como es un hombre responsable no se lanzó sin pensar sino que estudió la situación y le pidió ayuda a su compañero espeleólogo “Pope”. Se equiparon lo mejor que pudieron antes de ponerse manos a la obra. Con la ayuda de un todoterreno, al que acoplaron la cuerda, Jesús descendió hasta donde se encontraba el perro, lo acarició mientras revisaba su estado, que no era muy grave, y lo colocó en una bolsa para izarlo hasta la superficie. No os podéis imaginar la alegría en el reencuentro del can con su dueño. Jesús disfrutó de la subida con calma, relajado tras la tensión.

Ignoro si los perros creen en Dios pero de lo que sí que estoy seguro es que, desde ese momento, creen en Jesús, mi amigo, y por supuesto en “Pope”, que también tiene un gran merito en esta historia. Además de espeleólogo es un gran atleta y se ha decidido a correr. Ha debutado en la Media de Jaén y puedo aseguraros que el día que se decida a comer “espinacas” no hay quien le eche el guante.

Esa misma tarde, Jesús, Pope, Esteban y yo nos dimos una buena sesión de entrenamiento. Por cierto, No os perdáis la Media de Linares, yo he corrido las dos primeras ediciones y os garantizo que es de categoría. Al mismo tiempo podéis felicitar personalmente a Jesús, que la va a correr (espero que no se enfade mucho por haberos contado esta historia, otra de sus múltiples virtudes es que le gusta pasar desapercibido).

Saludos JMD.

2 comentarios:

Carmen dijo...

¡Qué historia tan bonita! En un momento de crisis como este en que el negativismo se está apoderando un poco de todos, da gusto ver que quedan personas íntegras y que hay historias bonitas que contar que nos alegran el fin de semana ¡Enhorabuena a todos los que han participado en animarnos el día! ¡Gracias!

Anónimo dijo...

Ainsss qué entrañable!! Ahora que sé lo que es tener un peludito, imagino casi en mi carne lo contento que se debió poner el peludillo pero lo que estoy segura es que aún más se pondría el dueño que ya lo daba por perdido. Enhorabuena Jesús.
Pal