martes, 20 de agosto de 2013

Relato del hermano

El hermano ha llevado esta mañana a las sobrinas y a la Señora al aeropuerto. Este es su relato del evento para el blog (en su versión original). 

"¡Ay qué solitos nos hemos quedado! Estamos Grumpy, House, el Blog y yo, hay que sumarlo todo que así parece que estamos más, reconforta. No me olvido por supuesto del resto de la Familia, pero seguro me entendéis.

Ayer, terminando la tarde, quedamos en los conocidos Morales para pegarnos un pequeño homenaje antes de la partida de hoy, la Señora, las sobris y yo. Aparecieron por la puerta del bar mientras yo las esperaba sentado a la mesa, recién duchadas, Inés debió ser la última ya que llevaba el pelo más mojado, con el bronceado propio de estas fechas, guapísimas las dos, y con un "¡tito!" que claramente pudo oír la poca gente que allí disfrutaba de un refrigerio tras el duro día de calor que estábamos pasando. La Señora detrás, tranquila, cambiándose de gafas para poder ver bien todas aquellas delicatessen que nos esperaban, y aunque no estuvieron al nivel de otras veces, estas fechas no perdonan, sí que se disfrutaron de otra manera, simplemente por la compañía, ya que en pocas horas ésta se iba a complicar por la distancia.

Después de la cena, todos comimos bien pero destacar el apetito de Carmencita... las vitaminas esas que se está tomando Jaime y le abren el apetito, igual alguna se cayó en la marmita donde las preparan, aunque Inés no se quedó atrás, disfrutando especialmente las patatas que medio cogía medio le daba su hermana, claramente se veía que a Carmen le habían puesto más en su plato, había que equilibrar esos hidratos de carbono... Lo dicho, después de la cena entraron en juego los químicos, unas pastillas de valeriana que supuestamente iban a conseguir que las dos niñas entraran en un profundo sueño que las permitiera hacer el viaje del día siguiente como dos mochuelos... ejem, como diría mi tito Pepe, eso debe ser psicológico, porque ambas estaban como dos motos cuando llegamos a casa. Ya no quedaba más que ultimar los pequeños detalles que el final del equipaje siempre tiene. Principalmente se trataba de cerrar la maleta grande, no fue un trabajo demasiado complicado para mí, aunque a ellas les resultó casi imposible, y luego les eché una mano con el equipaje de mano. Tenían líquidos de todo tipo, por supuesto cada uno en su departamento, así que los agrupamos en una bolsa para que si los tenían que sacar en alguno de los múltiples controles que iban a tener que pasar, la operación no durase más de unos segundos.

Cerca de la una de la mañana, y tras varias advertencias de su abuela debido a las risas y el no parar de ambas en la cama, las niñas se durmieron, seguro gracias a esas pastillas tan efectivas que hoy también van a volver a tomar en el avión, ¿quién puede conciliar el sueño sin ellas? He de confesar que yo también me tomé un par de ellas, siempre que duermo en otra cama que no es la mía me cuesta, por lo que me apunté al carro, y pasarían muchos minutos de las dos cuando conseguí dormirme, ¡bendita química!

Esta mañana, sobre las 7:06 AM nos hemos puesto en funcionamiento, Inés ha sido la última en levantarse, ese perreo en la cama qué rico es, y Carmen ciclón tenía los pelos como si uno de éstos hubiese pasado anoche por la habitación, dejándole un flequillo desafiante a la gravedad, como en los anuncios de gominas tipo cemento, pero sin aditivo alguno, qué pena de foto. 

Aunque el mejor momento ha sido cuando estábamos a punto de salir de casa, ya con todas las maletas cerradas y en la puerta, esperando a que la Señora echara una última regadera a sus queridas plantas. Entonces, Carmencita, ha abierto el bolsillo exterior de una mochila que iba a hacer las funciones de bolso dentro de su equipaje de mano, y nos muestra con orgullo y una sonrisa en la cara, todos los utensilios necesarios para cualquier picnic que se precie, como diciéndonos "mira lo bien preparada que voy". Cuchillos con dientes de sierra bien afilados, tenedores, cucharas, ¡hasta una aguja para hacer ganchillo! Qué habría pensado el del control de equipaje de mano si hubiese visto aquello, ¡menudo arsenal! Rápidamente todos esos instrumentos de tortura con los que verdaderamente se podría haber secuestrado un 747 han sido sustraídos de ese apartado de la mochila, no sin dejar de ser observado el hurto con cara de incredulidad y pena, creo que el guateque que se iba a producir en el avión ha sido cancelado.

De camino al aeropuerto, me ha llamado la atención que desde que hemos salido de casa, hasta Avenida de Ameríca, solo un semáforo ha frenado nuestra marcha. Poco me quedaba ya de disfrutar de la compañía de las dos sobrinitas y la Señora, aunque a ésta la veré en unos días, hasta los semáforos así lo quieren. Hemos llegado al aeropuerto, y con el carrito perfectamente cargado nos hemos dirigido a las ventanillas sin mayor novedad. Ya en éstas, viene la despedida. Unos besos, que en este caso Inés también me dio, no como otras veces que pone la cara como una rancia, y unos abrazos que daban fin a una etapa y comienzo a una nueva.

Terminar diciendo que a todos los que estáis fuera se os echa y se os echará mucho de menos, que se os quiere, y que espero que nos veamos pronto, tan bien o mejor que como estamos ahora.
Besosss"

4 comentarios:

Smail dijo...

Desde Carboneras hemos disfrutado de tu relato .reido y nos hemos emocionado¿También sabes escribir?.Nos ha encantado.Siempre te quedara "Carboneras".
Los titos,Salvipali y yo.
Besosossss

Smail dijo...

Grumpy te comprendemos a nosotros la distancia no nos gusta nada pero todos pensamos que nos tenemos y eso nos reconforta.Bssssos

Pacuelo dijo...

Esta es la versión original, tal y como me ha salido esta mañana mientras amasaba un buen montón de billetes. Escribir y vender a la vez no es buena combinación, pero este es el resultado. Grumpy había retocado con su buen hacer algunas partes del texto, pero prefiero que lo leáis conforme salió de la tienda, y pocas cosas salen gratis de estas paredes.
Besosss

Anónimo dijo...

jajaja...muy bueno...Pacuti...echamos de menos a todos, desde luego que sí.
Pal