jueves, 19 de septiembre de 2013

Burbujas de magia

Hay momentos en los que la magia es casi palpable. Es una burbuja invisible que flota en el aire.  Sólo se ve con los ojos cerrados: una esfera clara, tan grande como un balón de playa. No la protege una membrana sino una capa de partículas difuminadas, transparentes y brillantes. Se siente su cosquilleo cuando pasa por encima.Sin embargo, al estirar la mano para tocarla, nunca se alcanza. Los dedos sólo rozan el vacío, la burbuja oscila empujada por el movimiento unos centímetros más allá. Se encoge y se expande, se acerca y se aleja, oscila y se para, juega e invita a atraparla, irresistible y tentadora. ¿Y si lo logro y se rompe? La magia se escaparía y se dispersaría en el ambiente, ya nada la separaría de la realidad. El mundo ganaría encanto con un poco de magia y, a veces, es necesaria.

Cuando noto que la burbuja navega por la habitación, me quedo muy quieta con la esperanza de que me envuelva. Sé que está ahí, siempre un poco más allá. Casi no me atrevo a respirar. Deseo saber qué se siente dentro de la esfera mágica. Sueño cómo sería convertirme por un instante en parte de ese universo imposible, explorar su imaginación infinita, vivir cada ilusión y descubrir alguno de sus misterios.

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