jueves, 13 de febrero de 2014

Críticas

Cuesta aceptar las críticas. Sin embargo de pocas cosas se aprende tanto como de los propios errores. Nadie escarmienta en cabeza ajena y que nos señalen nuestros fallos no gusta, los halagos son mucho más satisfactorios. No obstante, descubrir lo que hacemos mal nos obliga a superarnos, es cuestión de pundonor. Cierto que hay mentes pueriles que no desean escuchar juicios, que habitan en un pedestal por encima de la realidad y del resto de la humanidad. ¡Allá ellos, así jamás madurarán! No por ello son felices, al contrario, viven frustrados al no hallar la veneración que esperan.

Hay críticas constructivas, que ofrecen sugerencias y permiten un diálogo abierto. Remarcan no sólo lo malo, sino también lo bueno con el fin de incentivarlo. Es una crítica difícil, requiere un análisis e indica interés por el trabajo del otro. Se necesita valor para emitirla porque en ocasiones deriva en una situación violenta, se toma como un ataque personal cuando esa no es, en absoluto, la intención. Por eso, con frecuencia, es mejor ahorrársela, aunque suele ser algo que se descubre demasiado tarde. Tras el escarmiento se evita reincidir.

Por desgracia está la crítica destructiva que no es más que una burla sin ninguna gracia para la víctima. Hay incluso quien alardea del ingenio que demuestra al machacar a otros. Para colmo se encuentra con la admiración tonta de gente superficial y eso le basta para sentirse muy ufano de su éxito. En palabras de House: "la guerra es más popular que la poesía", y tiene razón, entre los borregos es así.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo que vuelve la oveja al redil, se dice asi no?
Marie.